30 abril, 2025

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Crónica urbana

«Yo no olvido al Año Viejo…»

Crónica Urbana

El fin de la fiesta ha terminado y ha comenzado la otra fiesta, la de enero 2015, con sus explosiones económicas que van desde la euforia energética y el aumento a las gasolinas, como su estela de aumentos tras este gran golpe al país en el alza de las gasolinas.

Un tren de adversidad recorre ahora los caminos de la pobreza y la riqueza de México y los pedos de ya continuarán tan campantes como el mismo Jhony Walker.

La película musical es «Yo no olvido al Año Viejo que me dejó cosas buenas». Pero dentro de la tamaliza, verdaderas bombas molotow que explotarán en su momento.

Es la tristeza envuelta en tamal, la angustia en los buñuelos, la miseria en el champurardo, la falsedad en el pastel, la tragedia en el camote, las alegrías en las colasiones y los pedos ha punto de reventar.

¿Pero componer al país?, como materias descompuestas, donde armar el rompecabezas va costar un ‘guevo’ y dos ojos de la cara de los millones de mexicanos.

El panorama no es promisorio y ahora ni las promesas causan efecto en los millones de ojos despavoridos. Los mexicanos dicen; «yo no olvido al año viejo que me dejó y me dejó cosas buenas».

Cosas buenas como por ejemplo la desaparicion de los 43 que han modificado el lenguaje de la política. Cosas buenas como la experiencia de la ostentacion, de la riqueza y los sacrificios gubernamentales por combatirla con  leyes de trasparencia que no llegaron a su fin en las cámaras de diputados y senadores.

Decía mi mamá, «no hagas cosas buenas que paraezcan malas». Y ahora se dice: Haz cosas malas que parecen buenas.

El tiempo mexicano ya no esta nublado como escribió el inteligente Carlos Fuentes. El México de hoy esta supernublado y sin esperanza de que salga el sol.

Las inversiones vía de los energéticos no llegaron. Ni llegaron los extranjeros babalaikos, nipones, ingleses y españoles.

La cosa se puso color de hormiga y las mantequeras, esas diminutas hormigas que pican a toda madre, se han empantanado en la manteca de tanta regazón política.

«Me dejó, me dejó el año viejo cosas buenas…» yo no lo olvido. Pero nos dejó cosas malas que parecían buenas.

La tamaliza tiene una causa y efecto. Una gran tragazón en la euforia y una pedorrera que no tenemos para cuando acabar.

Este es el 2015, un país de pedorros, bonitos e ilustrados, pero todos con su carga de mal aliento.

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