@ El delegado priista Pepe Parcero, que se supone que sabe lo que trae entre manos, ya dijo que no hay cambios y que los ocho priistas enlistados para las candidaturas, van y no hay reversa.
@ Así pues, en teoría ya debieran estar tranquilos la temperamental Yalheel Abdala en Nuevo Laredo; María Esther Camargo en Reynosa; Moisés Melhem, en Río Bravo; Daniel Sampayo, en Matamoros.
@ Y también Miguel González Salum, en Victoria; Alejandro Guevara, en Mante; Esdras Romero, en Madero y Mercedes del Carmen Guillén, en Tampico.
@ Tal vez Parcero tenga razón cuando a todos ellos los da como seguros candidatos aunque en la arena mediática persiste la intención de inducir cambios a periodicazos.
@ Es probable que por eso alguna instrucción desde las cúpulas del poder debe haber surgido pues los supuestos ungidos, que tan empeñados andaban en busca de reflectores, se han replegado, desaparecieron de la escena y apagaron sus celulares.
@ Ya instalados en el disfrute de sus candidaturas seguramente deben pensar que ya redondearon la faena. Solamente falta que les tomen la protesta y los registren ante el INE como candidatos formales.
@ Pero la historia apenas empieza. A la vuelta de unos días tendrán que empezar a enfrentar la dura realidad de que este será probablemente el proceso electoral más competido de la historia reciente.
@ El alto mando priista aspira a ganar las ocho diputaciones pero en su enfrentamiento crudo con la aritmética concluye que iría de gane si obtiene seis de las ocho curules. Cuatro de cuatro sería un tropiezo y cualquier cantidad menor resultaría catastrófica.
@ Y es que nunca como ahora habían estado tantas cosas en juego en una elección de diputados federales: al presidente Enrique Peña Nieto le urge un triunfo holgado porque está en juego la gobernabilidad y hasta la suerte de su mismo gobierno.
@ En tanto, el régimen estatal de alguna manera tendrá que rendirle buenas cuentas a Peña Nieto y cuidar que la escena sucesoria del 2016 no se le descomponga desde ahora.
@ Y la clase política priista local también sabe que lo que pase en junio definirá si el tricolor permanece en el poder o se abren las puertas de la alternancia, un cambio que se anticipa poco terso por la histórica rispidez en las relaciones de priistas y panistas.
@ Por eso los ocho no debieran estar tan confiados. Por lo menos dos de ellos Abdala y Sampayo parecen predestinados al sacrificio. Y tendrán que remar en aguas turbulentas personajes como Esther Camargo y Edgardo Melhem.
@ No hay distrito fácil ni espacio para las cuentas alegres. Por eso, ni los cuatro ya aludidos, ni Miguel González, ni Alejandro Guevara, ni Paloma ni Esdras están en condiciones de tirarse a la hamaca si aspiran a ganar.
@ Ni modo, ya habrá tiempo de celebraciones después de la elección de junio. Si todo sale bien, claro…




