Desde hace meses se repite, y con mucha razón, que resulta importante observar con detenimiento la elección de Nuevo León. En muchos sentidos, el resultado puede influir en las dinámicas políticas de Tamaulipas, pero además, el proceso previo —que se vive actualmente— sirve para capear algunas nociones de cómo se definirá la selección de candidatos en nuestro estado.
En Nuevo León fueron muchos los que levantaron la mano (12 en total): diputados locales, federales, senadores, funcionarios estatales, partidistas, y hasta un integrante del gabinete de Peña Nieto: Ildefonso Guajardo, el secretario de Economía quien para muchos avanzaba a paso firme hacia la candidatura por su cercanía con el Presidente.
De hecho, la semana pasada circuló con insistencia la información de su supuesta designación. Al final, no pasó de un trascendido que el tiempo terminó por desacreditar.
El destape de Ivonne Álvarez en cambio, confirmó lo que ya había demostrado el presidente Peña Nieto ante otras coyunturas políticas: sus decisiones las basa en las posibilidades reales de cada aspirante. Las encuestas mandan y las simpatías personales se hacen a un lado.
Así, Ivonne, una joven ex presentadora de televisión (acudir a Youtube para comprobarlo) con meteórica carrera política, le ganó a Ildefonso Guajardo, un poderoso Secretario de Economía que goza de toda la confianza presidencial.
Hay dos ángulos para calificar la actitud de Peña Nieto: en el primero debe reconocerse que el mandatario es un profesional de la política, que antepone el potencial de un candidato a la opinión que él pudiera tener.
Por otro lado, también salta a la vista que en el pragmatismo que él practica, las cifras están por encima de todo. Va el que asegure más votos no el que pudiera hacer mejor papel en la labor que se le encomiende.
Este método de selección, bastante efectivo por cierto, ya debe estar en la mente de todos quienes integran la larga lista de suspirantes a la gubernatura de Tamaulipas.
Sobre todo aquellos que presumen del buen visto del presidente, pero carecen de arraigo en su terruño. Si son observadores ya deberían haberse dado cuenta de que eso les servirá de poco si no levantan sus números en las encuestas que desde hace meses se realizan en Tamaulipas.
Por eso, 2015 será el año del acercamiento de aquellos tamaulipecos que radican fuera del estado. Alejandro Guevara Cobos y «Paloma» Guillén ya dieron el primer paso. Claro, el primer requisito es ganar la elección de junio, si no lo hacen, se despedirán de su aspiración mayor.
Todos tienen tiempo todavía para enmendar el camino, pero deben darse prisa, porque la fórmula de Peña Nieto -lo volvió a demostrar en Nuevo León- es ponerse en primer lugar en las simpatías. Lo demás es lo de menos.
