@ En teoría, los presidentes municipales serán o deberían ser, un ariete del priismo para impulsar las candidaturas priistas en los municipios más complicados pero a estas alturas está en duda si tienen la suficiente autoridad moral y el control político que se requiere para jugar ese papel.
@ Es el caso de Reynosa, donde el priismo confía en el arrastre de María Esther Camargo, pero no se sabe si para redondear una buena faena política que asegure un triunfo holgado e indiscutible, se contará con algo más que la buena voluntad del alcalde Pepe Elías Leal.
@ Son las mismas circunstancias que enfrentará en su distrito Édgar Melhem. Aún más, hay quienes piensan que sería preferible mantener a distancia al alcalde riobravense Rogelio Villaseñor, un personaje oscuro y controvertido por sus relaciones peligrosas, de alto riesgo en estos tiempos tan sujetos al escrutinio.
@ En Victoria indudablemente que Alejandro Etienne es un hombre leal al PRI y a su jefe político y seguramente hará cuanto esté a su alcance para impulsar a Miguel González Salum, pero los tiempos exigen que se resuelvan añejos problemas urbanos que han provocado protestas y enojo entre los potenciales votantes. Y para eso se requiere más presupuesto.
@ Y algo que decíamos ayer: ¿Cómo manejar el factor Gustavo Cárdenas, el enemigo a vencer si se quiere ganar la diputación, pero también un probable e indispensable aliado para evitar que se polarice la competencia política entre el PRI y el PAN en el 2016?
@ Un caso que genera buena cantidad de interrogantes es Tampico: los capitanes de la iniciativa privada local, especialmente las familias Fleishman y Grossman, ¿con quién se la van a jugar si siempre se han distinguido por impulsar a los candidatos de oposición, o en el mejor de los casos, en hacerse los desentendidos por más apapachos y privilegios que se les otorgan?
@ Mucho tendrá que ver con su definición, la talacha política que realice desde ahora la candidata priista Mercedes del Carmen Guillén Vicente.
@ Tampoco hay indicios de lo que vayan a hacer en Tampico viejos y poderosos santones del panismo como los ex alcaldes Arturo Elizondo y Diego Alonso Hinojosa, que cuando se lo proponen, le hacen la vida de cuadritos a los priistas.
@ Hasta el momento no se sabe de ellos. Ni siquiera se acercaron al panismo porteño para refrendar su militancia, tal vez porque lo hicieron en Monterrey o Querétaro, lugares donde se dice que ahora residen.
@ En buena medida lo que hagan los Fleishman, Cinthia Grossman o los ex ediles depende de quién sea postulado por el PAN. Si resulta ser alguien cercano a su pandilla, seguramente que no lo dejarán morir solo.
@ La experiencia política de Paloma, el arraigo de los Guillén en el puerto y las poderosas relaciones que la tampiqueña ha tejido en Tamaulipas y en el DF, podrían ser motores poderosos para su candidatura… pero los riesgos están latentes.