8 diciembre, 2025

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Ciudadanos con candidaturas

columna invitada

Estamos a escasos 68 días para arranquen las campañas políticas en varias entidades del país para renovar 500 diputaciones federales, así como dos mil 51 puestos de elección popular, y ya empezaron a salir nombres de ciudadanos comunes que están sumándose a las candidaturas por un partido político. Si bien, existen voces en todas las latitudes para ciudadanizar cada día más los procesos y las áreas sensibles de las administraciones públicas, esta no es una forma de avanzar en el camino correcto de la ciudadanización.

Empecemos por partes. La Reforma Política abrió la posibilidad –aunque titánica— para que el ciudadano común pudiera participar como candidato en una contienda electoral constitucional, que irónicamente hasta el 31 de enero de 2014, fecha cuando se promulgó esta Reforma, se logró cristalizar lo que plasma la Constitución Mexicana de 1917, en su Segundo Apartado, del Artículo 35, y que ahora dicta al calce así: “II. Poder ser votado para todos los cargos de elección popular, teniendo las calidades que establezca la ley. El derecho de solicitar el registro de candidatos ante la autoridad electoral corresponde a los partidos políticos así como a los ciudadanos que soliciten su registro de manera independiente y cumplan con los requisitos, condiciones y términos que determine la legislación”.

Otro aspecto a considerar. Si bien, la Reforma Política salda la deuda histórica con la Constitución Mexicana, el cuestionamiento ahora queda en la sociedad. Suponiendo que consiga reunir todos los requisitos impuestos para una candidatura ciudadana o mejor dicho una candidatura independiente ¿Tendrá las capacidades necesarias para el ejercicio del poder y la administración pública del mismo? Ciertamente hay muchos políticos que distan de cumplir con una o con ambos principios básicos, pero el ciudadano común ¿Podrá con esto?

En el punto neurálgico del tema, piense en esto estimado lector. ¿Cómo le queda la comida a uno de los padres del hogar —cuando nunca ha cocinado— y por enfermedad del otro —que siempre ha cocinado— tiene que sustituirlo? Muy bien, no piense en su hogar estimado lector; seguramente usted sea uno de los ciudadanos que pertenece al 78 por ciento de los mexicanos que se automedica ¿Eso le genera la posibilidad de operar en una sala quirúrgica o diagnosticar un cáncer? Bueno, un servidor maneja automóviles desde que tenía 17 años y teniendo toda una vida en Nuevo Laredo, ciudad por la que cruzan diariamente más de 17 mil tráilers, jamás he tenido la oportunidad de subirme a un tracto camión y manejarlo por lo menos en medio kilómetro de distancia.

Justo este es el planteamiento que le quiero provocar a la reflexión estimado lector, en el caso de ganar una posición electoral algún candidato independiente o un ciudadano habilitado de candidato por un partido político ¿Podrá ejercer medianamente su encomienda? Imagínese una diputación ganada por un ciudadano, suponiendo que sea abogado y que esto sea un factor para facilitarle el tratamiento de las iniciativas de ley o cambios a las leyes ¿Podrá desempeñarse como se espera de un ciudadano, contra un sistema generado por 499 diputados federales emanados de la política?

Creo plenamente en la ciudadanización de muchos entes del poder mexicano, pero no creo que ésta sea una de las formas para que acceda la ciudadanía para mejorar al sistema político. Creo que el empoderamiento ciudadano se debe dar justamente en la sociedad, pues esa es su fuerza, pero no en las arenas políticas que son estadios hechos por y para los políticos. Tenemos —y me incluyo— mucho que luchar para empoderar a la sociedad, pero desde las formas, sistemas y procesos de la ciudadanía. Las sociedades mexicanas, desde sus ambientes, tienen una lógica infalible y son las mismas sociedades que lo saben plenamente que los ciudadanos habilitados a candidatos, no son la mejor solución; solo habría que revisar las redes sociales de Morelos o de Jalisco para observar la hilaridad que han provocado las postulaciones de dos personajes ciudadanos.

Si bien, han fallado los políticos elegidos —ojo— por los ciudadanos que los votaron, eso no justifica que pongamos a cocinar en nuestro hogar al más inexperto de la casa, todo porque estamos enojados con papá o mamá. Como dice el viejo dicho “zapatero a tus zapatos”. ¿Usted qué opina?

www.daviddorantes.mx

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