MATAMOROS, Tamaulipas.- Con el cierre de un 80 por ciento de los negocios del ramo, el comercio de autos usados en la zona fronteriza está condenado a desaparecer, consecuencia de la insensibilidad del Gobierno Federal que mantiene cerradas las importaciones desde hace seis meses, lo que provocó la quiebra de pequeñas empresas y sus propietarios ahora están buscando dedicarse a otras actividades.
Tal panorama fue planteado hoy por Tomás Cantú González, vicepresidente de la Unión de Comerciantes y Empresarios del Noreste, quien dijo después de muchas gestiones y diferentes formas de protesta, han perdido la esperanza de que el Gobierno Federal cambie la política que impuso para la importación de autos usados, la cual tiene como propósito acabar con el comercio de vehículos para beneficiar a la industria automotriz.
“Los comerciantes que tenemos muchos años en estos vemos con tristeza que el Gobierno está totalmente insensible, porque ellos traen su política restrictiva y no hay manera de hacerlos cambiar. Ya estamos cansados porque hemos hecho muchas gestiones, defensas de tipo legal y hasta manifestaciones bastante fuertes y la autoridad no da marcha atrás”, expresó.
Al ver todos los problemas que ha enfrentado la zona fronteriza desde que llegó este Gobierno, dijo “creo que los que estamos equivocados somos notros, porque nosotros fuimos los que los pusimos en el gobierno y ahora estamos pagando las consecuencias por haber votado por ellos”.
Recordó que “el primer golpe que nos asentó a la zona fronteriza este Gobierno fue con el aumento del Impuesto al Valor Agregado del 11 al 16 por ciento. Desde entonces hemos visto golpe tras golpe para la frontera”.
Al perder la esperanza de que las cosas vayan a cambiar, Tomás Cantú González, que formó junto con su familia una empresa comercializadora hace 20 años, confesó “nosotros ya estamos pensando en buscar otra actividad comercial a que dedicarnos, porque estamos viendo de que la venta de autos usados dejó de ser negocio, porque el objetivo del actual gobierno es acabar con esta actividad, sin importarle que miles de familias pierdan sus empleos”.
Estimó que a seis meses en que dejaron de estar haciendo importaciones de autos en forma normal, sin problemas, “ya han cerrado sus puertas el 80 por ciento de los pequeños negocios, porque no pudieron resistir más”.
Subrayó que al acabarse el negocio de los autos, los residentes de la frontera se van a resignar y traerán autos extranjeros, sin regularizar y tampoco sin poder nacionalizar, porque en las condiciones que impone actualmente la Secretaría de Hacienda es imposible.
“Con los ingresos que tiene una familia en la zona fronteriza no le permite comprar un auto nuevo y tampoco puede pagar los impuestos que pretende la Secretaria de Hacienda”, concluyó




