Generalmente ocupo este espacio para tratar asuntos de la grilla política, hoy lo quiero hacer para referirme al ánimo que creo domina al país luego de tantas tragedias que nos han sorprendido una tras otra, sin darnos tiempo siquiera de ‘lamer las heridas’ de las anteriores.
Así es mis queridos boes, ayer el Hospital Materno Infantil del Contadero en Cuajimalpa fue destruido casi en su totalidad por la explosión de una pipa de gas, el saldo hasta anoche era de 3 muertos, dos de ellos bebitos, 66 heridos, 21 de ellos muy graves.
La tragedia que le dio la vuelta al mundo es lastimosamente sólo una más de las malas noticias que nos aquejan como país, que golpean el ánimo colectivo.
Todo el día me hizo presa la reflexión sobre si México es un país con mala suerte, porque los últimos años hemos ido de una tragedia a otra.
Ayer fue la explosión, pero hace cuatro meses fue el secuestro y ejecución de 43 alumnos de la normal de Ayotzinapa, Iguala, Guerrero.
La noticia nos estremeció a todos, los hechos nos pusieron ante la mirada sorprendida del mundo que nos califica como un país donde la muerte violenta sienta sus reales, donde el término derechos humanos es muy diferente al mundo desarrollado y los menos severos nos catalogan de un pobre país dominado por la corrupción y el mal gobierno.
Poquito antes la mala nota había sido la ejecución sumaria de presuntos delincuentes a manos de elementos del Ejército Mexicano.
Y antes habían sido los efectos de los huracanes que mataron y destruyeron en Acapulco, Baja California.
Mas atrás la muerte de cuatro docenas de niños en una guardería, que igual sumió al país en la indignación y el odio ante la negligencia que ocasionó el incendio de la Guardería ABC, como lo había sido la quema intencionada de un casino en Monterrey donde murieron 50 a manos de la delincuencia .
Le podemos buscar y la lista de tragedias sería interminable, los débiles de credo hasta podríamos asegurar que una fuerza divina nos castiga.
Porque además de las tragedias, en todos los casos el término de justicia siempre forma parte sólo del discurso, de la simulación, de la promesa no cumplida.
Ahí están los resultados de la lucha contra la violencia generada por la delincuencia, tenemos al menos 10 años padeciendo el baño de sangre y la promesa y el compromiso de resultados nos los recetan cada semana.
¿Por qué nos pasará tanta tragedia en México?, ¿qué hemos hecho mal como país?, ¿seremos una nación con mala suerte?, ¿si Dios nos está castigando, cuál fue nuestro pecado colectivo?
No tengo respuesta a las anteriores interrogantes, pero supongo que muchos nos hemos hecho las mismas preguntas y no hay quien nos las conteste.
Hoy el país llora por los muertos de Tlatlaya, los de Ayotzinapa, por los de ayer, llora por los miles de secuestrados, por los miles de empleos que la inseguridad desapareció, porque tenemos un gobierno federal sin rumbo, sin liderazgo.
Llora porque los partidos políticos lejos de solidarizarse por las tragedias dedican sus esfuerzos a disputas internas por el poder; el país llora porque hay una especie llamada clase política a la que le vale gorro el ánimo nacional porque le ocupa la estrategia para quedarse con la mayor parte del pastel nacional, por llamar de alguna forma a los despojos del país que aun quedan.
En fin, estoy seguro que México merece mejor suerte, que no todos nos hemos portado tan mal para que nos vaya como nos va…
Pepe Elías, ¡qué risa!
Ayer al alcalde de Reynosa nos quitó, al menos a mí, la preocupación de si iba o no a buscar la candidatura a la gubernatura allá por el 2016; ya dijo que no y con ello nos quedamos tranquilos.
A José ‘Pepe’ Elías Leal le preguntaron sobre sus aspiraciones, mismas que ha mantenido vigentes por la gubernatura gracias a los ‘análisis’ que le hacen el favor de pintarlo como un excelente alcalde y un tipo de amplia visión, bueno pues ayer ya dijo que no.
“Yo me veo en el 2015 con mucho trabajo y mucho compromiso con los reynosenses y en el 2016, ya veremos cómo vamos. Lo primero que debo hacer es trabajar de frente y resolver problemas y tener un equipo consolidado», dijo.
«Lo demás ya lo veremos, ahorita estamos en un proceso electoral y soy muy respetuoso, a mí me eligieron para ser presidente municipal y no para pensar en proyectos del 2016 y tengo que cumplir con ese objetivo».
La realidad de Pepe Elías es que forma parte de esos alcaldes que apenas se sentaron en la silla municipal se dejó convencer por los suyos, a los que les paga claro, que Tamaulipas lo merece como gobernador.
Pronto a lo lejos nos dimos cuenta que Pepe Elías se fue haciendo chiquito, los escándalos de sus funcionarios involucrados en temas federales de esos en los que interviene la SEIDO lo fueron alejando de la posibilidad que sólo él y su porra veía.
Por lo pronto ya podemos descansar, dijo que no va, tal vez tengamos que agradecer la humildad del señor, que mereciendo tenernos como su pueblo deje para otros esa honorable posibilidad.
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