Agarrar un asiento era una hazaña, aventar la maleta sobre cualquier asiento ya era un separo, empujarse entre las decenas de pasajeros del tren Monterrey-Tampico era una de las peripecias más audaces en tiempos de vacaciones.
En los vagones de primera más o menos alcanzabas un lugar y más o menos era limpio, en esos asientos abultados que hacían menos sufrido el moverío de las nachas cuando el tren ganaba rumbo a Tampico.
Pero treparse en la estación de Victoria, estar echando ojos en dirección de las vías para ver si ya venía el de Monterrey era una larga e impaciente espera.
Ya viene, ya viene, gritaban las viejas mientras los niños corrían a cargar las bolsas de ixtle repletas de mandado. Entonces comenzaba el suplicio de agarrar al tren, prenderse a las puertas para casi aventar al asistente, un gordo y blanco empleado ferrocarrilero con su kepi sudado y la leontina brillante de su reloj Hamilton.
El de segunda, apestaba a alcohol, y la guardia de soldados al fondo cuidaban de hielera repleta de cervezas y refrescos. Un soldado mal encachado sobaba sus güevos, con los pies trepados al respaldo del asiento, recostado al baño.
El tren repartía en los linderos de las estaciones de Zaragoza hasta estación Calles, para acercarse a toda marcha a Manuel y rematar en el bello puerto de Tampico. Mi papá con mi mamá, yo con mi hermana Esther y Toño pegado a la ventanilla.
En el trayecto comíamos tacos de barbacoa, asaderas y jicones en Zaragoza, de tal manera que arribamos a Tampico, bien empanzados.
El paisaje se tendía en todo lo ancho del camino, y el lomerío se alzaba de pájaros y nubes.
Los chiquillos en cada estación nos ofrecían sus vendimias y las viejas levantaban sus blusas para dar de mamar a sus chilpayates, de ombligos saltones y con la piel manchada por el nixtamal crudo.
Los viejos, güevones, se rascaban los talones en la punta de las hamacas.
El tren cantaba en humo, y a lo lejos, y ya cerca se perdía en el paisaje.
El tren murió, y con su chacachaca, murió toda una historia, gloriosa historia del trasporte de masas en México.




