Ayer por la tarde en la frecuencia universitaria, escuché un magnífico programa dedicado a los aguerridos «Cuerudos de Victoria», el legendario equipo de Segunda División profesional que llenó de alegría a los amantes del futbol. Buen programa con comentarios y minientrevistas con viejos cuerudos, entre ellos, el famoso Eduardo ‘El Puskas’ Alva, ‘El Chavalo’ Álvarez, entre otros no menos famosos que fueron trinchera y ariete del popular equipo que en su época de oro lo dirigio José Ángel Padopulos, el griego tamaulipeco padre del hoy famoso cirujano plástico del mismo nombre.
Un guión bien coordinado con una música de fondo guapachosa, como la que sonaba en los Salones Alianza del 12 Matamoros. Un buen programa que debe repetirse y enriquecerlo con otras voces de sobrevivientes del antiguo team.
Gusto de escuchar las voces de aficionados de hueso colorado que domingo a domingo se repartían la víbora y la gallina en las tribunas de sol ante los despavoridos gritos de las mujeres espantadas con los animales de corral y reptiles.
Y es que en la zona caliente los aficionados lanzaban la víbora a la raza, ya viva, ya muerta que causaba terror y diversión en la tribuna. Al grito de «¡allí va la víbora!», la serpiente volaba sobre las cabezas de los aficionados. Algunas veces el reptil vivo y con el hocico amarrado con un alambre para evitar que mordiera y dejara su veneno en las nalgas o brazos de los fanáticos. Una gallina muerta también volaba por los aires sobre las testas de los de sol. Raza caliente y alegre, el populacho, pues.
Un buen programa donde Armando Patiño Loya, palmeaba de oreja a oreja a sus ídolos en la grama del Marte R. Gómez. Bien por la radio de la UAT.




