Después de que en un tiempo disfrutó de rentables bonos políticos, hoy la ex alcaldesa Magdalena Peraza, ya no aparece en público. Su protagonismo se ha estancado en un bajo perfil, debido a que la candidata Paloma no confía en ella y la ve como un imán de conflictos y divisionismos.
Para Mercedes del Carmen, personajes porteños como Magda, resultan del todo incómodos, pues en lugar de sumarle simpatías, le restan alianzas y capacidad de maniobra. Sin embargo, tampoco puede prescindir abiertamente de ella, de ahí que la trate con pinzas, pero manteniéndola afuera de su círculo de allegados.
En el caso de la diputada Olga Sosa, ésta última también ha aceptado a regañadientes el arribo de la mujer alada. En cierta forma, la chica de los bucles tiene razón, pues ella hizo la talacha y buscó la candidatura de manera legítima. Bajo estas circunstancias, la legisladora tampiqueña siente que la han desplazado. Por eso se ha recluido en su silencio. Antes alegre, ahora cavilosa y taciturna, Olguita se siente extraña en su propia tierra. Dicen que ahora Olga escribe poemas de desamor. Es muy triste, sobre todo porque mañana es 14 de febrero.
¿Y qué decir de Eduardo Hernández Chavarría? Apapachado por Adrián Gallardo, encumbrado bajo la ley del amiguismo y del compadrazgo. Lalito engrosa la fila de los priístas acomodaticios, acostumbrados a que les den todo peladito y en la boca. Como Jaimito el cartero, siempre buscan evitar la fatiga. Nunca se han ganado el PRI con el sudor de su frente. Con esta larga lista de pasivos, piensa Paloma llevar su barco a buen puerto. Pero en la travesía, rumbo a las urnas, pueden hundirla.
PEÑA NIETO ENVÍA
MENSAJES DE FUERZA
Pocas cosas se les indigestan a los mexiquenses del sexenio. Pero de ahí en adelante, lucen poderosos para devorar adversarios políticos, que tienen la audacia de retarlos y de medir fuerzas. El más fresco y claro ejemplo lo estamos viendo en el estado de Guerrero donde los Aguirre y socios sintieron de pronto que se abría el piso a sus pies. El ataque ha sido fulminante.
Tal vez en otros países las cosas sean diferentes, pero aquí en México donde la clase política tiene cola que le pisen, acabar con una figura pública es demasiado fácil. Basta con tener las riendas de las instituciones para echar a andar la terrible maquinaria de la persecución, el encarcelamiento y el desprestigio. Acusar a un político de corrupción no falla. Es la estrategia perfecta, el ataque infalible que siempre va a encontrar sustentos legales, y de paso aplausos entre los espectadores del escenario.
Sin proponérselo o de manera premeditada, la presidencia peñista, busca enviar al mismo tiempo un mensaje general para el resto de los políticos del país. El recado escrito en letras soleadas y acapulqueñas es el siguiente: “ hay de aquél que se atreva a desacatar mis designios, porque le haré sentir el peso de mi castigo”.
El puñetazo de Los Pinos en Guerrero se da en un momento en que el gobierno federal parecía acorralado por los grupos de interés y evidenciaba debilidad en su política interior. Por un momento, las presiones de la CNTE y Ayotzinapa hicieron una pinza con el tema de las casitas blancas. Si a ello le agregamos la insatisfacción por la inseguridad y los tropiezos de la economía, el jefe del Ejecutivo aparecía como un rey de la selva ninguneado. Era tan evidente el fenómeno que algunos se atrevieron a dudar que Peña Nieto pusiera gobernadores. ¡Imagínese!
Hoy, con lo que acaba de pasar, ya no podemos decir lo mismo. Si bien es cierto que el Presidente enfrenta una crisis, derivada del colapso energético y la incapacidad para resolver el sangriento acertijo de la inseguridad, heredada del calderonismo, los hechos nos dicen que EPN tiene el poder presidencial y que no dudará en usarlo.
En pocas palabras, para aquellos grupos que creían haber cercado al tigre del altiplano, ahora tendrán que medirle el agua a los camotes. En lo que concierne a Guerrero, el camino parece estar más despejado para enviar un candidato priísta con el campo desbrozado para recuperar el poder. La escalada contra los amigos y familiares del ex gobernador, es demasiado obvia.
El lenguaje del poder presidencial se ha hecho sentir con especial contundencia. Pero en su expresión cabe el popular refrán de: “Te lo digo a ti ex gobernador, entiéndanlo ustedes, los que aún están en el cargo”
Finalmente, la “cacería” política en el paraíso guerrerense, además de la lectura local, tiene una interpretación de orden nacional: el alineamiento de alcaldes y gobernadores.
¿Quién dice que Peña Nieto no tiene la mano dura?
POSDATA: Eduardo Cantú Elías, el “Mahatma Gandhi” porteño, se acaba de convertir en el gatillo del revólver político empuñado por Lety Salazar y Luis Biasi en Matamoros. Su reciente desplegado tiene el inconfundible tufo del revanchismo azul chocolatoso. ¿Tan pronto le rompieron el himen pacifista a Cantú Elías?




