1. El próximo 4 de marzo el PRI cumple un aniversario más de su fundación como el Partido de la Revolución Mexicana. Dicho partido contribuyó hasta hace pocos años el monopolio de la vida pública nacional, y a través de la rotación en el poder de los presidentes de la República se lograba la vigilancia y continuidad de la familia revolucionaria.
2. El calendario político combinaba la eternidad con el cambio. Cada sexenio unos subían y otros bajaban y todo cambiaba para que todo siguiera igual, como si fueran personajes del célebre “Gatopardo” de Tomás Lampedusa.
3. Todo indicaba hacia el año 2000, que el PRI seguirá en el poder por muchos años, pero la tecnología que surgió de sus propias filas traicionó al partido y a su proyecto histórico.
4. La tecnocracia abandonó el proyecto nacionalista de desarrollo desde el gobierno de Miguel de la Madrid, modificó los estatus del PRI para ajustarlos a las exigencias de la economía de mercado, y tiró a la basura al PRI y a su clase política, porque consideraba inservibles al proyecto derechista de desarrollo impuesto por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Casa Blanca.
5. La tecnocracia de aquellos años no reconoció compromiso histórico alguno con la ideología de la Revolución Mexicana, el PRI y su política, y por eso Ernesto Zedillo y sus secuaces se propusieron sepultarlos entregando el control del gobierno a su yankófilo de chamarra y botas vaqueras como Vicente Fox, quien se formó ideológicamente en la empresa Coca-Cola Internacional, a quien le siguió el corrupto Felipe Calderón los siguientes 6 años.
6. Hoy, el proyecto de renovación del PRI tiene un horizonte largo y escandaloso en su futuro, porque lo que hay que reconstruir y renovar es tan grande como el daño que le causaron los 3 presidentes tecnócratas postulados por el propio partido. Por lo que para seguir en el Palacio Nacional hay que corregir muchos errores, y realizar ambiciosas tareas.
7. La democracia interna ha de ser la piedra angular del nuevo partido y su funcionamiento debe seguirse por reglas escritas, específicas y acordadas por todos. La reglamentación de la selección de dirigentes y candidatos deberá estar plasmada en sus estatutos y no en simples convocatorias, a fin de evitar el margen de discrecionalidad que ejercen las cúpulas.
8. El nuevo PRI que retomó a Palacio Nacional, debe ser de causas y no de sectores. No puede ser ya un partido de masas en el sentido tradicional del término, sino una organización de ciudadanos, de cuadros y militares activos, que mantengan una estrecha vinculación con los distintos segmentos de la sociedad y abanderen sus legítimas causas.
9. El nuevo partido debe situarse a medio camino entre las tendencias centrífugas del caciquismo regional y el centralismo, a fin de que no se sacrifique la cohesión en aras del aislamiento geográfico. Ni tampoco se soslaye el respeto a la diversidad de las regiones para concentrar las decisiones en el centro.
10. El PRI en Tamaulipas enfrentará las elecciones de diputados federales en el año 2015, y de su resultado depende que en 2016 su candidato gane la gubernatura del Estado.