Los equipos de Chuchín de la Garza Díaz del Guante y Ramiro Salazar Rodríguez están en pleno proceso de preparación de su campaña.
Sobre quiénes rodearán al candidato del Partido Acción Nacional (PAN) todavía hay pocas certezas, no así en el equipo del priísta, a quien planean dotarlo de los mejores perfiles posibles para sacar adelante una elección que luce muy complicada.
Desde hace semanas, Antonio Martínez Torres opera políticamente el lanzamiento de Chuchín como candidato. Su estrategia como enlace territorial en Matamoros es simple, pero no sencilla: conseguir que los distintos grupos priístas se unan para sacar adelante la difícil empresa que tienen enfrente.
Por lo pronto, Baltazar Hinojosa Ochoa ya puso a su estructura a disposición de Chuchín. Tienen la misión -casi obligación- de generarle votos al candidato para que pueda vencer a Salazar Rodríguez y la estructura municipal que también luce aceitada.
Hinojosa Ochoa sabe que en su proyecto personal es indispensable sacar la victoria en su terruño, más allá de su muy posible llegada a San Lázaro por la vía plurinominal.
Desde Victoria arribarán además operadores de prensa con amplio recorrido político.
Es decir, si durante año y medio en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) municipal han acusado falta de apoyo desde la capital del estado, esta vez no podrán quejarse.
Ahora es cuando deberán verse los tamaños de los líderes locales y del mismo De la Garza Díaz del Guante, quien ha pasado las últimas dos semanas intentando ganarse la simpatía de la militancia priísta a la que le dolió la caída de Daniel Sampayo Sánchez.
La operación cicatriz no ha sido del todo efectiva, aseguran quienes están cerca de las bases priístas, y eso a la hora de la hora puede darle muchos dolores de cabeza.
El otro “foco rojo” para el PRI sigue siendo Nuevo Laredo, donde el panismo presume de poderío, ante una candidata que no termina de asentarse.
En el Sur, el problema es que la muy experimentada “Paloma” no ha podido (o no ha querido) darse la mano con el alcalde ni con los santones tricolores.
Y en Madero, Esdras Romero va a batallar mucho con los negativos que trae su administración municipal y la división que reina al interior del sindicato petrolero, donde cada vez lucen más lejanos aquellos tiempos del poderoso voto corporativo, más aún ahora que el fantasma de los recortes amenaza a Petróleos Mexicanos, sin que sus dirigentes sindicales parezcan demasiado interesados en detenerlo.
En resumidas cuentas, la de junio será otra elección federal muy complicada para el PRI, sin que eso necesariamente signifique que se repitan sus desastrosos resultados del 2012.
Pero las decisiones ya están tomadas, y difícilmente alguien podría sorprenderse de que tal o cual candidato actúe de la forma en que lo están haciendo.
Son los hombres que seleccionaron y con ellos tienen que ganar una elección de la que dependen muchas cosas para el futuro. Un resultado abrumador para cualquiera de los dos bandos puede allanar el camino para el 2016.
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