19 diciembre, 2025

19 diciembre, 2025

El Olvido se tragó la historia de los pueblos

Denuncian historiadores y cronistas que hace falta rescatar el pasado de las ciudades y las villas que hoy están huérfanas de historia

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Por primera vez, los cronistas y los historiadores se unieron para rescatar el pasado, enumeraron el costo del olvido y se empoderaron en el primer encuentro de cronistas e historiadores de Tamaulipas realizado en el Museo Regional de Historia.

En la conferencia magistral: “El cronista frente al espejo de la historia”, el Doctor en Historia Octavio Herrera Pérez, de la Universidad Autónoma de Tamaulipas expuso la urgencia del pasado, para hacerse presente hoy, sobre todo en los municipios más pequeños de Tamaulipas, las villas casi olvidadas a las que llamó huérfanas de la historia, tal es el caso de San Nicolás, Villagrán, Palmillas, Soto La Marina, Jiménez, San Carlos, Méndez, Cruillas, Güemes y otros, que tienen historias por contar pero que no han dejado la huella en el tiempo.

Exhortó a los cronistas contemporáneos a escribir lo cotidiano…

“Hay municipios huérfanos sin crónica, a los que nadie les ha escrito nada, Méndez, Cruillas, Abasolo, Güemes, con diéresis y con “s” y sin falsos historiadores populares apócrifos, que más daño le hacen a Güemes, que beneficio. Hidalgo, San Carlos, nuestra capital, San Nicolas, Villagrán, el Real de Borbón, Mainero, un caso extraordinario, se independiza de Villagrán porque ahí se arraiga una célula de la iglesia presbiteriana que crea otro tipo de ciudadanos diferenciados, absolutamente hasta nuestros días. Casas, la propia Soto La Marina, Padilla y Jiménez a pesar del rango de su protagonismo histórico, pero no tinen su monografía histórica, Jaumave, Llera, Gómez Farías, Palmillas que perdió su archivo, el antiguo valle de Santa Isabel, Ocampo, Nuevo Morelos, nada, Aldama, nada con su extraordinario archivo… Altamira, bueno ahí quemaron su archivo, pero la cercanía de Tampico es tal que las resonancias y referencias permiten reconstruir”, decía El Doctor Octavio Herrera, mientras subrayaba que la historia es de todos, no tiene dueño, decía.

Y al otro lado del auditorio, el licenciado Ascensión Maldonando, apoyaba la idea diciendo que estas villas eran huérfanas por necesidad, no por falta de amor a la tierra ni por falta de cariño.

“No es lo mismo ser cronista en una ciudad como Nuevo Laredo, Tampico o Matamoros, que serlo de pueblos, y me da tristeza, porque ahí incluyo a las villas escandonianas que parecen abandonadas. No es lo mismo porque no hay recursos y entonces el cronista de los pueblos y las villas tienen que hacer enorme esfuerzo por aportar algo a su pueblo, pero de su propia voluntad y pecunia. Lo hacemos todo con el cariño y una pasión encendida, porque como bien lo dijiste, esas Villas tienen historia”, decía el licenciado Ascensión Maldonado.

El resto de las mesas de trabajo fue una exposición del quehacer de los cronistas e investigadores de la historia, Clara García Sáenz, historiadora de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, habló del rescate de Tamatán, el barrio que a mitad del Siglo XX se perfilaba en Victoria como la futura zona dorada de Victoria, pues se decía favorecía su zona arbolada y el buen clima que proporcionaba la cercanía con la sierra Madre Oriental, así lo describía don Alfonso Pesil Tamez.

Estaba el cronista de Burgos describiendo a las personalidades de su terruño, la gente de Antiguo Morelos, Miquihuana, Jaumave y Palmillas, historias quizá en retazos, pero al final hilvanadas con paciencia, como las colchas de las abuelas hechas a mano.

Con el amor a la matria, como decía Pedro Alonso Pérez, presidente de la Sociedad Tamaulipeca de Historia.

“Lo que se ha dado en llamar la microhistoria a la mexicana, digamos, porque la microhistoria como una expresión del quehacer historiográfico es europea, pero en caso de la microhistoria a la mexicana que inaguró don Luis González y González, con su libro “Pueblo en Vilo”, una microhistoria de su pueblo natal de San José de Gracia, Michoacán, es una tarea pendiente que pueden realizar tanto historiadores como cronistas y se trata más bien de historias locales, municipales, historias de su terruño o historias de la matria. La matria es el lugar, el espacio, el pueblo donde nacimos y donde tenemos una trayectoria”.

Libertad García Cabriales, directora del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, destacó la importancia de hacer crónica, pues así dijo, se escribe la batalla cotidiana para dar aliento de vida a lo que pasó hace tiempo, lo que sirve para pensar y repensar los dolores y alegrías de los pueblos.

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