Los energéticos son como los güevos, suben y bajan. Entre más se fanfarronea que la gasolina va a la baja más sube. Los güevones también dicen lo mismo; que sube pero no jala. Gasolina que no jala no mueve ningún coche. Adulterada es peor. Los güevos si no jalan, no sirven para nada y adulteran todo.
Por eso los energéticos son como Liverpool, son parte de nuestra vida. Si no hay energético, seguro lo más seguro que nos crezcan los cuernos. Si hay güevos los gallineros lo celebran. Un buen gallo entonces en cualquier gallinero canta.
La gasolina es el energético más socorrido, cada día sube más y cada día suben los güevos. Los güevos son como la gasolina; imprecindibles.
De nada sirve ser carita si la gasolina no funciona. Como tampoco hacer caras cuando los güevos no soplan. Más vale güevo duro en mano que cientos de aceitunas volando.
Por eso los güevos son como la gasolina, siempre valen más.
Quienes tengan buenos güevos pueden ir tranquilos por la plaza. Los que tienen gasolina y vales para la misma pues también la gozan. Pero si tienen güevos duros y gasolina son verdaderamente ricos en proteínas.
Ahora, una cosa son los de güevos y otros los güevones. Los primeros son muy machos, los segundos son unos güevones.
Por eso les dedico esta rola:
“No entran los güevones
con aceitunas de fuera
ahora puros güevotes
para derretir la cera…
Ni güevos tibios queremos
ni gasolina adulterada
aquí mandan los calzones
y los chicharrones truenan,
con la reata de fuera.”