El poeta y escritor mexicano, Manuel Gutiérrez Nájera, en su poema “La Abuelita” dice:
“Tres años hace murió abuelita;
cuando la fueron a sepultar,
deudos y amigos, en honda cuita,
se congregaron para llorar.
Cuando la negra caja cerraron,
curioso y grande me aproximé,
y al verme cerca me regañaron
porque sin llanto la contemplé.
Dolor vehemente rápido pasas:
tres años hace que muerta está,
llovieron penas, y nadie en casa
de mi abuelita se acuerda ya…”
Lo anterior lo traigo a estas líneas, porque la muerte de Colosio hace 21 años, fue un duelo masivo, que ahora en día, va desapareciendo entre los priistas nacionales, –en estos tiempos–, olvidados de honrar la memoria de un líder que quiso encabezar el cambio y preocupados en sus campañas políticas.
Colosio, más que un candidato del PRI a la Presidencia de la República, fue un mexicano plural que sumó entorno a su proyecto de nación, a una pléyade de talentosos mexicanos, de todas las corrientes políticas que ante la estupidez de su asesinato sufrieron su partida, sabiendo que con él, México perdía una parte de su ser.
Luis Donaldo, además de ser un político talentoso y excelente orador, era un hombre distinguido, deportista, amigable, sencillo, sensible, alegre, humano, que creía que el presidente debía ser el instrumento de las aspiraciones populares; que éste debía buscar y mantener el contacto ciudadano, el trato con su gente: “porque presidente que pierde el contacto con su gente… pierde el piso.”.
Colosio, tuvo el talento de incluir en torno a su proyecto político, a una generación tan valiosa como valiente de mexicanos que tenían mucho que aportar al país, todos con el común denominador de pensar nítidamente en el porvenir, de diseñar un nuevo horizonte para jóvenes y obreros, para amas de casa y empresarios, para profesionistas y campesinos.
Colosio, entró a la historia por los cambios y por las aspiraciones que planteaba a una nación que él veía con sed y hambre de justicia; luchaba por el desarrollo regional, sabía que las mejores aportaciones y estrategias vendrían de las regiones del país. Pugnaba por la perspectiva comunitaria en la lucha contra la pobreza, quería llegar hasta las últimas consecuencias.
Colosio, quería ser líder de un gobierno sensible a los reclamos ciudadanos, siempre cercano a la gente; aspiraba encabezar el cambio, construir un nuevo horizonte para México, garantizar la paz, fortalecer la unidad nacional, construir los nuevos estadios de progreso que el país demandaba, a través de amplios consensos y acuerdos.
Luis Donaldo fue uno de los políticos que más ha impactado al México moderno, por su integridad, actitud, temple; un hombre lleno de calidad humana, gozaba de excelente sentido del humor, disfrutaba de la obviedad del Filósofo de Güémez; en uno de sus discursos de campaña en Michoacán, mencionó una frase de El Filósofo que causó hilaridad entre los asistentes. HOY a 21 años de su partida física, el viejo campesino de allá mesmo dice:
“Las campañas políticas son como los conventos, ¡Madres pa’ arriba!… ¡Madres pa´ abajo!”
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