Han bastado un par de días de campañas para notar que estamos ante un escenario inédito.
Los partidos políticos entendieron el mensaje de la reforma político-electoral y de la labor que desarrollará el Instituto Nacional Electoral (INE), y como nunca, están cuidando los gastos para evitar caer en falta. El riesgo no es cualquier cosa: ante un resultado cerrado, si se comprueba un rebase en el tope de gastos, el bando perdedor puede exigir la nulidad de la elección y salirse con la suya.
A eso debe añadirse que la fiscalización ahora se realiza en tiempo real. Es decir, todos los días los equipos de campaña presentan un informe de sus gastos, precisamente para que los dictámenes salgan más rápido y las sanciones surtan efecto.
Ello ha ocasionado una especie de psicosis entre muchos de los equipos de campaña. El resultado negativo: pese a todo lo que está en juego, presenciamos el periodo electoral más “descafeinado” de los últimos años, lo que limita el entusiasmo que pudiera despertar entre el electorado.
Pero también hay otros elementos novedosos que han sido poco difundidos y que podrían tener un impacto positivo en el desarrollo de las campañas.
La irrupción de los debates en la agenda pública es uno de ellos. Si bien, estos no son obligatorios en las elecciones legislativas, el INE ahora está obligado a organizarlos si tan sólo dos de los candidatos están interesados en participar.
No podrá obligarse a los demás a que acudan, pero esta disposición bien podría fomentar a la realización de estos ejercicios democráticos, tan poco frecuentes en suelo tamaulipeco.
La mesa está servida, por ejemplo, para que bajo la organización del INE la Universidad Autónoma de Tamaulipas sea sede de uno de estos encuentros.
Como es costumbre, los candidatos que se sientan muy arriba en las encuestas intentarán sacarle la vuelta al asunto; y los que vienen debajo buscarán a toda costa subirse al “ring”.
A estas alturas todavía cuesta trabajo pronosticar cómo pintarán las preferencias de aquí a un mes, pero vaya que sería interesante ver frente a frente a Jesús de la Garza Díaz del Guante y Ramiro Salazar Rodríguez. En una campaña austera como la que pretenden llevar a cabo, no hay nada más importante que la confrontación de ideas.
Por lo pronto, ambos parecen decididos a recorrer a pie toda la ciudad. Las caminatas serán la gran constante durante los próximos dos meses.
Primero, recomponer el tejido social
Queda claro que Édgar Melhem Salinas está decidido a ganar la parte de Matamoros que corresponde al III distrito. Es evidente que está entre sus prioridades y lo veremos muy seguido en este municipio. Entiende que ello significaría un golpe político importante.
Al originario de Río Bravo le toca atender prácticamente todo el sector rural de Matamoros, donde los retos a superar son muchos.
Por ello se destaca que entre sus propuestas de campaña se incluya el combate a la inseguridad con un claro enfoque social. Antes que el uso de la fuerza – también necesaria, sin duda- hay que apostar por recomponer el tejido social. Es una apuesta a contracorriente que debe rendir frutos.
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