NUEVA YORK, EUA.- El aterrizaje de un girocóptero en los jardines del Capitolio luego de sobrevolar una de las zonas más resguardadas de Estados Unidos reavivó las preocupaciones acerca de la eficacia de las agencias de seguridad en Washington, hogar del Gobierno federal.
Doug Hughes, el cartero de 61 años que el miércoles voló en un girocóptero desde Gettysburg, en Pensilvania, hasta los jardines del Capitolio, donde aterrizó, fue llevado ayer ante la Justicia y podría pasar hasta cuatro años en prisión por violar un espacio aéreo restringido.
Hughes buscaba entregar cartas a los legisladores para promover una reforma en el financiamiento de las campañas políticas.
El sujeto fue arrestado minutos después de que aterrizó, a unos metros de la entrada del Congreso de Estados Unidos.
El Secretario de Seguridad Interior, Jeh Johnson, dijo que el vuelo no fue detectado porque voló debajo del radar.
Pero también preocupa que Hughes ya había expuesto su plan y las autoridades lo habían interrogado al respecto.
El sujeto tenía una página de internet y platicó sus ideas al periódico The Tampa Bay Times. Un periodista del diario llamó al Servicio Secreto para consultar sobre la regulación del espacio aéreo en Washington, y agentes federales entrevistaron a Hughes hace tiempo.
Pero nada de eso sirvió para evitar que sobrevolara la capital y aterrizara frente al Capitolio.
Además, no es la primera vez que quedan expuestas estas fallas en el corazón político de Washington.
Meses atrás, un hombre logró saltar la valla que rodea la Casa Blanca y recorrió varios metros antes de ser detenido.
El caso llevó a una revisión de las normas de seguridad, y provocó la renuncia de la entonces directora del Servicio Secreto, Julia Pierson.