En Tamaulipas hacen campaña 83 candidatos a diputados federales (por el principio de mayoría relativa) en los ocho distritos electorales —más 83 suplentes—, pero en su conjunto rebasan el 75 por ciento los que podrían ser considerados de relleno si en cuenta tomamos su parca presencia en esta lid.
Y son en su generalidad, los postulados por los partidos antagónicos al membrete tricolor e incluso al albiceleste, salvo contadas excepciones.
Usted, seguramente, así lo habrá advertido, aunque esto no significa que sus posibilidades de ganar la contienda les sean adversas, porque el comportamiento ciudadano ante las urnas siempre ha dado sorpresas.
Basta referir el resultado de la justa federal más reciente (2012) para recordar que hubo abanderados del membrete albiceleste, que, sin hacer campaña, se alzaron con el triunfo.
Tocó la suerte entonces a: Glafiro Salinas Mendiola (Nuevo Laredo), Humberto Armando Prieto Herrera (Reynosa), José Alejandro Llanas Alba (Río Bravo), Carlos Alberto García González (Matamoros), Marcelina Orta Coronado (Ciudad Madero) y Germán Pacheco Díaz (Tampico).
El PRI sólo pudo retener dos de los (ocho) distritos en juego: V y VI, con los triunfos de Enrique Cárdenas del Avellano y Rosalba de la Cruz Requena, respectivamente.
Seis años antes (2006), también (sin hacer campaña) los candidatos albicelestes Raúl García Vivián (distrito II), Omeheira López Reyna (en el III), Carlos Alberto García González (IV), Beatriz Collado Lara (VII) y Luis Alonso García Mejía (VIII), se alzaron con la victoria, sucumbiendo cinco de los ocho mejores abanderados priistas.
En ambos casos, los analistas del tricolor argumentan que el fracaso obedeció al comportamiento ciudadano.
De ahí su preocupación actual.
Sobre todo porque la conducción presidencial desde el primer día de diciembre del 2012 ha sido agriamente criticada por la sociedad.
Y ello, admítase o no, provocaría el voto de castigo.
De cualquier forma —a dos semanas de haber iniciado las campañas de proselitismo—, es necesario advertir que mucho cuidado debe tenerse con los políticos ‘gaviotas’ —es decir los oportunistas—, que están prestos a pescar a río revuelto.
Breviario cultural
En este proceso electoral, participan diez partidos políticos registrados. Y unos cuantos candidatos independientes.
Pero sé, bien lo sé, que aparte de los membretes tradicionales como el del Sol Azteca, tricolor y albiceleste el electorado apenas ubica a otros por levemente haberlos oído mentar en los medios audiovisuales o quizá por sus siglas.
De ahí esta aportación para que ninguno se sienta menos. Son:
Movimiento Ciudadano (MC).
Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Partido Acción Nacional (PAN).
Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Partido del Trabajo (PT).
Partido Encuentro Social (PES).
Partido Humanista (PH).
Partido Nueva Alianza (Panal).
Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Los candidatos, todos
Hay quienes dicen y aseguran, tan sólo por infamar a la prensa, que ésta no toma en cuenta a todos los candidatos a diputados federales.
¡Qué absurdo!
Lo que ocurre es que ni sus mismos partidos se ocupan de ellos, por estar sus dirigencias más interesadas en desacreditar al contrario que en difundir su actividad proselitista.
Incluso ni siquiera han divulgado las identidades de sus cuadros que ‘corren’ en este hándicap.
Por ello he decidido citarlos enseguida, para que Usted conozca, por lo menos, los nombres con que están registrados ante el INE.
Distrito I
Está conformado por los municipios de Camargo, Guerrero, Mier, Miguel Alemán y Nuevo Laredo (su cabecera).
Por ahí juegan:
MC: Jorge Alfredo Ramírez Rubio.
Morena: Alberto Damián Soto Cortés.
PAN: Laura Teresa Zárate Quezada.
PRD: Carlos Epitacio Zacarías cabeza Reséndez.
PT: Francisco Javier Estebane Ponce.
PES: Natalia Gysselle García Fernández.
PH: Juan Pablo Ascencio Rodríguez.
Panal: Sergio Francisco Bocardo Garza.
PRI: Yahleel Abdala Carmona.
PVEM: Gustavo Ernesto Pantoja Villarreal.
Independiente: Diana Elizabeth Chavira Martínez.
Distrito II
Lo compone la zona urbana de Reynosa, que también es cabecera de la demarcación.
En la demarcación participan:
MC: Eva Araceli Reyes González.
Morena: Silvia Leonor Valencia Cruz.
PAN: Ismael García cabeza de Vaca.
PRD: Cristela Aguillón de León.
PT: Emilio Menchaca Garín.
PES: Nidia Yvonne Muñiz Balleza.
PH: Aletze Roselvy Niño Jiménez.
Panal: Jorge Guadalupe Acuña Tovías.
PRI: María Esther Guadalupe Camargo de Luebbert.
PVEM: María Teresa Corral Garza.
Distrito III
Su cabecera es Río Bravo y está integrado además por los municipios de Burgos, Cruillas, Gustavo Díaz Ordaz, Méndez, la zona rural de Reynosa y Matamoros, así como por San Fernando y Valle Hermoso.
Los candidatos son:
MC: Nereyda del Carmen Balboa Gómez.
Morena: Mario Eloy Ochoa Garza.
PAN: Raúl García Vivián.
PRD: Nelly López Vera.
PT: María Luisa García Martínez.
PES: Roberto Guajardo Anzaldúa.
PH: Ismael García Molina.
Panal: Angélica Marín Torres.
PRI: Edgardo Melhem Salinas.
PVEM: Pedro Castorena González.
Distrito IV
La zona urbana de Matamoros, lo constituye, siendo al mismo tiempo su cabecera.
Sus opciones:
MC: Juan Carlos Montalvo Garza.
Morena: Alma Reyna González Benavides.
PAN: Ramiro Javier Salazar Rodríguez.
PRD: Fernando Antonio Iglesias Elizondo.
PT: Adolfo Iván Puente Acosta.
PES: Ricardo Ramírez González.
PH: Agapito Martínez Cruz.
Panal: Eleazar Ortiz Alvarado.
PRI: Jesús Juan de la Garza Díaz del Guante.
PVEM: Humberto Rangel Vallejo.
Independiente: Jorge Prisciliano Rentería Campos.
Distrito V
Aquí se involucran los municipios de Güémez, Hidalgo, Mainero, Padilla, San Carlos, San Nicolás, Villagrán y Victoria (su cabecera).
Quienes aquí se involucran:
MC: Gustavo Adolfo Cárdenas Gutiérrez.
Morena: Irma Sáenz Lara.
PAN: Maricela Patiño Loya.
PRD: Josefina Aranda López.
PT: Ma. De la Luz Martínez Covarrubias.
PES: José Alberto Alfaro Rodríguez.
PH: Neyda Zaret Monreal Martínez.
Panal: Itzcalli Victoria Anzures Silva.
PRI: Miguel Ángel González Salum.
PVEM: Genny Solís Martínez.
Distrito VI
Abasolo, Antiguo Morelos, Bustamante, Casas, El Mante, Llera, Gómez Farías, González, Jaumave, Jiménez, Miquihuana, Nuevo Morelos, Ocampo, Palmillas, Soto la Marina, Tula y Xicoténcatl, forman parte de su demarcación (que, por cierto, es la más extensa de Tamaulipas, en cuanto a territorio se refiere).
Los candidatos
MC: Alva Lucero Sánchez Concepción.
Morena: Julio César Hernández Medina.
PAN: Edgar Vargas Arizaval.
PRD: Lorena Garrido Salazar.
PT: Homar Nájera Quintana.
PES: Ricardo Quintanilla Leal.
PH: José Leandro García Molina.
Panal: Teresa de Jesús Espronceda Galván.
PRI: Luis Alejandro Guevara Cobos.
PVEM: Osvaldo Rubio Hernández.
Distrito VII
Aunque su cabecera es Ciudad Madero, ahí están considerados: Aldama y Altamira.
Allá hacen campaña:
MC: Jorge Luis González Rosales.
Morena: Gerardo Ferretis de León.
PAN: Silvia Leticia Cacho Tamez.
PRD: Cuitláhuac Ortega Maldonado.
PT: Concepción Morena Meza.
PES: Jesús Mancilla Catete.
PH: Norma Angélica Narváez Palomares.
Panal: Martha Flores Reyes.
PRI: Esdras Romero Vega.
PVEM: Melva Egleyde Solís Gutiérrez.
Independiente: Manuel Eriberto Santillán Martínez.
Distrito VIII
Su zona de influencia y cabecera es Tampico, donde hacen proselitismo:
MC: Eduardo José Cantú Elías.
Morena: Ma. Guadalupe Covarrubias Cervantes.
PAN: María Elena Figueroa Smith.
PRD: Salvador González Martínez.
PT: Irlanda Odette Tobías González.
PES: María Luisa Córdova Martínez.
PH: Álvaro Gómez Rangel.
Panal: José Luis Palomares Galván.
PRI: Mercedes del Carmen Guillén Vicente.
PVEM: Daniel Morales González.
Jugando sucio
El juego sucio es característica inherente de los candidatos que, por falta de recursos propositivos, no han logrado convencer al electorado —a dos semanas de iniciadas las campañas proselitistas—, ni se les ve ganas de gastar suelas recorriendo sus distritos.
Por eso filtran rumores a la prensa sin alcanzar su cometido, merced a la ligereza de los planteamientos –la mayoría de las veces– y/o porque el receptor, por convicción propia, se rehúsa a magnificar supuestos, que en nada contribuyen a la objetividad periodística y sí por el contrario, a la real pérdida de credibilidad tanto de él como de la prensa en su conjunto, cuando reproduce sin aportar pruebas sus acusaciones.
Este comentario surge porque (a últimas fechas) algunos periodistas hemos sido bombardeados con información que refiere ciertos ‘deslices’ en la vida privada de algunos candidatos a diputados, sin que los autores de la embestida se atrevan a dar la cara.
Ya por cobardía, o, como ellos argumentan, ‘por razones obvias’.
A este respecto debo advertir que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es muy clara al consignar que la libertad de expresión debe respetarse siempre y cuando no atente contra la vida privada de los individuos. Pero hay quienes arguyen que un político no tiene vida privada, en clara alusión a su afán de ganar espacios a través de noticias escandalosas, con las que intentan lograr popularidad hacia el interior de los partidos y entre la opinión pública, aunque esto último a menor escala.
Por tanto en lo sucesivo y hasta la víspera de la jornada comicial (o sea el día seis de junio próximo), seguramente arreciarán los golpes bajos que refieran el mal comportamiento de fulano, zutano o mengano (en su vida privada), sin que nada ni nadie pueda frenarlos aun cuando se tratare de simples especulaciones, porque igual que los periodistas éticos existen vividores del oficio que en el chantaje y la extorsión encuentran su modus vivendi.
En lo que respecta a la prensa profesional –los lectores bien que la ubican–, ésta difícilmente haría eco a la infamia, a la diatriba, y/o, en su caso, a la reproducción de versiones que no le constaran.
El tema viene a colación porque a mi correo electrónico ha llegado cualquier cantidad de anónimos que consignan supuestos malos comportamientos de algunos candidatos; su probable afición por las drogas, el alcohol y las mujeres ajenas; amén de algunas tropelías familiares que supuestamente (ellos) han cometido o son autoría de su parentela.
Igual hablan de situaciones que sí están enmarcadas en su actividad política, como son el origen de los dineros presumiblemente ilícitos que podrían utilizan en sus campañas de proselitismo; el abuso de influencias con las que buscan lograr su cometido, y algunos actos de corrupción en los que supuestamente se han visto involucrados.
Pero eso es harina de otro costal.
Y de ello hablaré en futuras colaboraciones, pues hoy me ocupa simplemente la necesidad de aclarar que no soy, ni pretendo ser, repetidor de especulaciones. Ni menos tengo interés en entrometerme en lo que no me importa; o sea, en la vida privada de los candidatos.
Lamentablemente muchos de ellos han caído en el juego de sus pares y están más ocupados en querer curarse en salud que en hacer campañas de altura.
E-m@il:
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