A dos semanas de iniciar las campañas electorales, lo que representa la cuarta parte del periodo total, ya existe una percepción sobre las tendencias que se van construyendo en los distritos del sur de Tamaulipas, en Tampico y Ciudad Madero.
La obtención de las mayorías en los procesos electorales se construye a partir de la suma de una serie de factores, entre ellos, cuestión curiosa, la propia percepción, la que a su vez se edifica con elementos que van desde el perfil e imagen de los candidatos hasta la circunstancia o contexto en el que se desarrollan las actividades proselitistas.
Y la construcción de mayorías electorales pasa necesariamente por el diálogo que sostienen los candidatos y sus partidos políticos con los distintos sectores de la sociedad, en especial con la iniciativa privada, cuya influencia es determinante en cualquier democracia liberal del mundo.
En el Octavo Distrito, con cabecera en Tampico, una percepción se va construyendo en los sectores donde se toman las decisiones: Paloma Guillén va a ganar la diputación federal porque cuenta con mayores credenciales, es decir, capacidad intelectual, conocimiento del servicio público, experiencia política probada y conexiones donde se gestionan recursos para planes y proyectos que pueden impulsar la economía y el bienestar del sur de Tamaulipas.
A partir del primer minuto de campaña, Mercedes del Carmen Guillén Vicente envió el mensaje de que deseaba marcar la pauta de la campaña con un primer evento organizado por jóvenes en el Parque Metropolitano de la Laguna del Carpintero. Fue un acto novedoso y singular.
Mientras los demás candidatos dormían, la aspirante priista tomaba la delantera proselitista con una interesante iniciativa: platicar con los chavos sobre la estructura fundamental de la sociedad, la familia, la célula social. El rescate de los principios y valores familiares es una forma de prevenir el impacto de la inseguridad, la violencia y la delincuencia.
A la mañana siguiente, a temprana hora, la candidata del PRI a la diputación federal por el Distrito Ocho ya estaba en su primera rueda de prensa. Ahí planteó dos temas que, una vez más, definieron la agenda del arranque de campaña: propuso la realización de un debate y anunció la presentación de su declaración patrimonial.
Un día después, Paloma Guillén fue la primera candidata en reunirse con los integrantes del Consejo de Instituciones Empresariales del Sur de Tamaulipas y las Huastecas (CIESTH). El diálogo fue fructífero en planteamientos y propuestas.
De ahí emergió la organización de las Mesas Ciudadanas de Seguridad, las que tendrán su primer paso con el foro que se realizará en los días por venir (fue reprogramada por motivos de agenda) en el auditorio del Hospital Cemain con la exposición del especialista Luis Warman, presidente del Consejo Ciudadano del Distrito Federal.
Esa serie de propuestas expresadas por la aspirante tricolor a la diputación federal por Tampico contrastan con el discurso esgrimido por la candidata del PAN, María Elena Figueroa Smith, una línea discursiva que no termina por definir un mensaje concreto, grave -gravísima- equivocación en una campaña electoral.
Pero el mayor problema en el proselitismo blanquiazul parece no ser la construcción del mensaje y del discurso, sino algo peor: todo indica que los empresarios afines a la ideología del conservador Acción Nacional retiraron su tradicional apoyo económico en esta ocasión.
¿Por qué los hombres del dinero tomaron esa decisión? ¿Por qué dejar de apoyar al PAN en esta elección? Por lo visto, no observan como algo redituable apostar por la fórmula electoral blanquiazul, la que carece de solidez y fortaleza no sólo para representar el distrito porteño-maderense, sino para ir por un proyecto de mayor escala.
Así es: a diferencia de la panista María Elena Figueroa Smith, la priista Paloma Guillén Vicente sí tiene la posibilidad -porque cuenta con la capacidad- de construir un proyecto de mayores dimensiones el próximo año.
Para nadie es un secreto: la dama se encuentra en la privilegiada lista de aspirantes priistas a la gubernatura de Tamaulipas. Por supuesto, primero lo primero: ganar la diputación federal por el Octavo Distrito… y después hacer un buen papel en el Congreso.
En ese listado tricolor figuran otros personajes, algunos con más posibilidades, pero todos compiten. En la primera fila, se encuentran: el diputado federal Marco Antonio Bernal Gutiérrez; el próximo legislador por la vía de la representación proporcional, Baltazar Hinojosa Ochoa; y el candidato a la diputación federal por el Sexto Distrito, con cabecera en Ciudad Mante, Alejandro Guevara Cobos.
No son todos los que aspiran. También quieren: Alejandro Etienne Llano, alcalde de Ciudad Victoria; Ramiro Ramos Salinas, Jefe de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado; Enrique Cárdenas del Avellano, diputado federal victorense; y Adrián Gallardo Landeros, presidente nacional de la Fundación Colosio.
Se puntualiza: para que Mercedes del Carmen Guillén Vicente aspire con fuerza a la construcción de un proyecto político en 2016, primero debe ganar con claridad y contundencia en las urnas el domingo 7 de junio.
De esa forma, en el comparativo de las campañas electorales, se observa que la candidata priista mantiene la pauta proselitista, mientras que su principal oponente, la aspirante panista parece que no cuenta con los apoyos de los grupos económicos que, por lo regular, simpatizan con Acción Nacional en estas tierras.
Y esa situación tiene muy preocupados a los miembros del círculo cercano del diputado federal, Germán Pacheco Díaz, quien sabe perfectamente que si pierde María Elena Figueroa Smith, su proyecto de ser el candidato del PAN a la alcaldía de Tampico sufrirá un duro tropiezo.
Por ejemplo, se sabe que a varios de esos influyentes grupos económicos no les gustó para nada que Germán Pacheco estuviera involucrado en los bloqueos orquestados por los locatarios en su oposición a la construcción de los nuevos mercados municipales.
Esa decisión fue tomada por ‘los asesores’ del legislador, que, por lo visto, no midieron las consecuencias de asumir y propalar una posición radical, cegados por la directriz impuesta por el senador de Reynosa.
Todavía faltan seis semanas de campaña electoral y, por supuesto, sucederán cosas que pueden influir en las tendencias. Sin embargo, el inicio indica que Paloma Guillén conoce a la perfección el juego de la construcción de mayorías con la sociedad civil. Ese es el punto.
EL DISTRITO SIETE: ESDRAS
Integrado por Madero, Altamira y Aldama, el Séptimo Distrito tiene una extensión territorial difícil de cubrir por un candidato, salvo que cuente con las estructuras típicas de un partido de masas.
Si bien hace tres años una desconocida que se postuló por el PAN ganó la diputación federal, todos saben que ella, cuyo nombre es Marcelina Orta Coronado, se subió a la ola generada por la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota y, por ese motivo, obtuvo una votación que la condujo a un asiento en el Congreso de San Lázaro, donde no hizo absolutamente nada.
Ahora, sin la ola impulsada por las campañas presidenciales blanquiazules (elecciones de 2000, con Vicente Fox; 2006, con Felipe Calderón; y 2012, con Josefina Vázquez Mota), la aspirante de Acción Nacional a la diputación federal por el Distrito Siete, Silvia Cacho, hace el intento de realizar una actividad proselitista, pero está lejos de llamar la atención y de convocar a las multitudes.
En ese contexto, el priista Esdras Romero Vega siempre ha sido considerado favorito para ganar con amplia ventaja la elección y ser el próximo diputado federal por el distrito que comprende Ciudad Madero, Altamira y Aldama.
Es cierto que los radicales estimulan el rencor social desde las redes sociales, pero eso no parece ser suficiente para un proceso electoral que se resolverá con la presencia, movilidad y fuerza de las estructuras partidistas, ya que se pronostica una baja participación ciudadana en las urnas. Esa es la realidad.
Además, aquí lo he dicho en varias ocasiones: Esdras Romero es un candidato que ha ganado en varias elecciones. No ha perdido una sola.
En 2009, fue el suplente de Javier Gil Ortiz, para ganar la diputación federal del Séptimo Distrito. En 2010, triunfó en la elección por la diputación local del Distrito 20, que comprende la zona sur de Ciudad Madero. En 2013, ganó la presidencia municipal.
Ahora, en 2015, Esdras Romero es el favorito para llevarse la diputación federal por el Distrito Siete con el respaldo de las estructuras del priismo en Madero, Altamira y Aldama.