CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- ¿Sabía usted que la violencia hacia los niños se practica más en el hogar y en la escuela por ser este el espacio idóneo para propiciar los abusos?
Así lo confirmó la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2013 y lo han demostrado algunos acontecimientos en Tamaulipas.
Hoy es el Día del Niño y Aldo no asistirá a la escuela, porque antes de celebrar la posada en diciembre, la maestra lo echó del plantel, faltando al artículo tercero constitucional, reformado en el año 2012.
Clara y Rocío, la historia de dos hermanas abusadas sexualmente desde los cinco años por su padre biológico y padrastro de una de ellas, fue la historia que este año develó el Instituto de la Mujer Tamaulipeca.
Y dentro de poco se cumplirá un año de la muerte de Héctor Alejandro Ramírez, víctima de bullying escolar.
Las pesadillas de manera habitual comienzan por las noches, cuando todos los demás duermen, esos son los momentos que los niños con abuso temen…
Porque saben que dentro de pronto llegará su verdugo y asomará su cabeza en su mundo de colores.
Así le ocurrió a Clara cuando tenía sólo nueve años de edad, y su madre con la intención de mejorar las condiciones económicas de sus hijos, llevó al padrastro a su casa.
Sin embargo, la decisión borró la sonrisa de la niña y la mantuvo bajo presión hasta la adolescencia, cuando él mismo la corrió de la casa el día que ella se atrevió a hablar.
Pero entonces existía Rocío, la hija biológica de aquel sujeto, que le violentó con sólo cinco años de edad.
Cuando se les pregunta por su infancia, ninguna recuerda los juegos de niñas…Clara asumió en parte el rol de una madre para proteger a sus hermanos, pues esa era la amenaza para evitar los castigos de los niños encerrados en la oscuridad de un baño.
La estrategia de aquel hombre era cambiar de domicilio constantemente para evitar que los vecinos indagaran sobre las discusiones familiares o los gritos.
No había amigas para la madre o las niñas.
“Él aprovechaba eso. Estábamos solos, no podíamos pedir ayuda y nos presionaba al no darnos dinero para ir a la escuela o las necesidades personales”, dice Rocío.
“Cuando vimos que lo detenían, supimos que sí hay justicia y decidimos contar lo que nos ocurrió, porque nos preguntamos cuántas mujeres o jóvenes, pueden estar padeciendo esto en Victoria. No queremos que le ocurra a nadie más”, dice Clara, quien también estuvo resguardada en el albergue del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia Tamaulipas, mientras se integraba la averiguación.
Héctor Alejandro Ramírez no alcanzó a ver la justicia luego de morir al ser víctima de bullying en el aula donde tomaba sus clases como alumno del primer grado escolar, en la Secundaria General 7.
Sus amigos jugaron “al columpio” y lo arrojaron varias veces contra la pared hasta que esto ocasionó algún daño en su cabeza que terminó por hacerlo vomitar hasta quedar en coma y morir.
El último caso es Aldo, un estudiante de la escuela primaria Eutimio Martínez Lara, expulsado por agredir a otro niño que le hacía bullying.
Aldo sabe reconocer esos abusos. Lo que no ha visto…es la justicia.