“Ningún legado es tan rico…como la honestidad” William Shakespeare.
LO CLARO. No habrá mucho qué abonar. A un mes de efectuar los comicios por el cambio de representantes en más de dos mil puestos públicos elegibles; y habiendo transcurrido también un mes de campaña, la radiografía política no cambia.
Se disputan 9 gubernaturas y se pronostica un relevo previsible donde se impone el partido que gobierna el Ejecutivo federal.
En ámbitos locales, el diagnóstico no es distinto. Quizá el poco empeño que han puesto los partidos minoritarios –en Tamaulipas, Morena aún no arranca— contrastan con el ímpetu que mueve a los de mayor experiencia.
La predominancia priista mantiene la delantera en las encuestas.
Aún les queda tiempo a los que están en el ‘arrancadero’. También la inamovilidad la penará el electorado y el INE.
LO CLAROSCURO. Curiosamente, los clérigos por antonomasia han sido en la historia hombres de gran acervo.
Desprendido de su afán al estudio, muchos han colaborado en mejoras sustanciales a la vida pública.
Uno de ellos, el sueco (diputado) Anders Chydenius aportaría la primera encíclica que buscaba transparentar el ejercicio público.
“Ley para la Libertad de Prensa y Derecho de acceso a las Actas Públicas” sería su contribución en 1776 en el Congreso sueco.
En la modernidad, el Dr. Miguel Ángel Blanes (Letrado de la diputación de Alicante, España) ha impulsado desde su trinchera, mejoras contributivas a tal enmienda. “El derecho de las personas a saber y la obligación de difundir información pública de forma activa” es un instrumento de lectura que cabe en la aplicación diaria de la vida pública.
A colación lo anterior, derivado de que precisamente desprendido de un informe que genera el portal de transparencia gubernamental, se obtienen datos que… digamos… harían ver en situación incómoda a entres gubernativos que ejercen recursos… ‘simulando’.
Perdone tantos puntos. Es la parte del suspenso.
La empresa paraestatal PEMEX, tiene la potestad de trabajar en proyectos de investigación, con empresas particulares y con universidades para el mejoramiento de sus procesos de extracción y demás propios de su naturaleza.
Lamentablemente, el uso y abuso de éstos, contaminan el buen fin para el que fueron creados; cayendo en el descrédito de muchos de estos tipos de ‘proyectos’.
A saber: escuelas públicas que han sido inmiscuidas como ‘terceros en discordia’, usan sus siglas para que la paraestatal pueda contratar a empresas particulares sin mediar licitaciones públicas y bajar en el ínter, cantidades fabulosas de recursos directos.
PEMEX ha dirigido montos estimados en los 38 mil 150 millones de pesos, mediante la adjudicación de 1 mil 300 convenios privados, entre instituciones públicas con empresas –todas del padrón de PEMEX— y la PEP en ese triángulo virtuoso.
En palabras claras, el desvío de recursos (no se han obtenido resultados de alto beneficio en la contratación de los convenios descritos) significaría el poder simular servicios y adquisiciones. Y beneficiar directamente a empresas comprometidas con la paraestatal.
A cambio, la universidad –como el caso concreto de la Universidad Autónoma del Carmen, de Campeche; al igual la pública de Tabasco— les ha tocado ‘en suerte’ la firma de casi 300 convenios por montos cercanos a los 6 mil 600 mdp.
Su beneficio directo, estriba en que es un organismo ‘bajador de recursos’, aunque sólo le quede un porcentaje raquítico (que involucra a las autoridades de las instituciones) de entre el 5 y el 10% del monto del convenio.
Algo es algo.
Entre las escuelas ‘más beneficiadas’ también se cita a la Universidad Politécnica del Golfo de México, con 1.7 mil mdp y el Instituto Tecnológico Superior de Comalcalco con 3.2 mmdp.
Para eso sirve la transparencia. Para disentir y hacer énfasis en la rendición de cuentas. Los recursos que se distraen en actos que huelen a corrupción, tendrían miles de mejores usos: como empleo, o medicinas. Con tantos recortes presupuestales, seguro ayudarían mucho.
La nueva enmienda, será “no hagan cosas malas que parezcan buenas”. Y no es muy nueva.
COLOFÓN: La inquietud de hombres como Chydenius y Blanes, permitirán que los ojos y oídos de la población, se alerten más a evitar los actos que demeritan a la función pública. La transparencia será el primer mandamiento de la ley de los hombres.
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