GUADALAJARA, Jalisco.- Al igual que en varias ciudades del país, en Guadalajara las madres y familiares de algunos de los desaparecidos en Jalisco (segundo estado con más casos a nivel nacional) se congregaron esta mañana para reclamar a las autoridades el menosprecio y desinterés que han mostrado en la búsqueda de quienes no están.
“Desde el momento en que nos quitaron a un hijo o una hija pasamos a ser madres de un desaparecido, a quien buscaremos insistentemente, a quien esperamos amorosamente y por quien exigimos incansablemente que este 10 de mayo no pase desapercibido para la sociedad jalisciense, ya no podemos ser indiferentes”, señaló Guadalupe Aguilar, madre de José Luis Arana Aguilar, desaparecido en enero de 2011.
Desde las 10:00 horas, quienes integran Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (Fundej) comenzaron a rodear la glorieta de Los Niños Héroes con fotografías de sus desaparecidos y mantas que exigen justicia.
Ante más de 300 personas reunidas en torno esas imágenes, los testimonios se fueron tejiendo para contar una historia de violencia que sigue creciendo ante la indiferencia de las autoridades.
“Si llegas llorando a la Fiscalía te dicen loca porque el dolor te está matando, si vas fuerte eres una vieja prepotente y alzada (…) a mi me han dicho que mejor lo dé por muerto, pero a mi hijo se le vio vivo por Zacatecas y en la Fiscalía ni siquiera han querido corroborar esa información”, señaló Julieta Toscano, madre de Óliver Díaz Toscano, integrante de la selección mexicana de Tae Kwon Do, desaparecido en julio de 2012.
Los miembros de Fundej señalaron que el desinterés del gobierno estatal y federal por encontrar a sus familiares es palpable cunado en la llamada “Operación Jalisco” no existe ninguna medida para la búsqueda de los casi 2 mil 600 desaparecidos reportados en el estado.
Las voces y las historias de estos casos también dieron cuenta de situaciones en las que hay autoridades involucradas en la desaparición de personas, como ocurrió con Antonio Reynoso Hernández, a quien su madre vio por última vez el 30 de agosto de 2013, cuando policías del estado se lo llevaron en una patrulla.
A cada nombre pronunciado para mantenerlo vivo le precede un dolor incalculable: José Elías Padilla, Raúl Guerrero Salinas, Carlos Alberto Torres, Gerardo Preciado, Érika Cueto, Oscar Alberto Castellanos.
Antes de dispersarse para seguir haciendo acopio de fuerzas en esta búsqueda que parece interminable, desde las gargantas de cada familia un grito resonó intentando terminar con la indiferencia de muchos: ¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!