Dos bebés murieron y 29 se encuentran hospitalizados, seis de ellos graves, tras de haber recibido la vacuna contra la tuberculosis, rotavirus y hepatitis B en un dispensario del IMSS en el municipio de Simojovel, en plena sierra de Chiapas, lo que ha generado una sicosis general en todo el país.
Los pequeños desarrollaron reacciones alérgicas que fueron detectadas horas después de que se les administrara el inmunizante, cuya aplicación se suspendió “preventivamente” en todo el sistema del Seguro Social, incluyendo el hospital No. 6 de Ciudad Madero.
Las autoridades médicas aseguran que se ha abierto una investigación para determinar las causas del efecto adverso de la vacuna y en principio se habló de un error humano sin precisar mayores detalles.
Aunque se trata de un hecho aislado, surge la interrogante sobre qué tipo de controles ejerce el Sistema Nacional de Salud en cuanto a los productos de medicina preventiva, en cuya adquisición se gastan miles de millones de pesos.
Uno de los programas más importantes en materia sanitaria es precisamente la prevención de enfermedades que por años diezmaron la población infantil y que gracias a esa protección han sido erradicadas o disminuidas a su mínima expresión.
Pero por la propia importancia de los avances, resulta primordial el esclarecimiento sobre lo que pasó en Chiapas. ¿Cuáles fueron los laboratorios que elaboraron las vacunas y cuál era su período de vigencia?
Mucho se ha hablado que en las licitaciones para la adquisición de medicamentos por parte del Seguro Social a menudo se da tráfico de influencias a favor de determinados proveedores a cambio de jugosas comisiones que se entregan bajo el agua.
El Instituto Mexicano del Seguro Social es una de las instituciones mejor ideadas para la protección de la salud de millones de trabajadores, pero también una de las entidades oficiales peor administradas.
Véanse si no las salas de urgencia de sus hospitales donde los derechohabientes a menudo tienen que permanecer en el suelo en espera de que se desocupe una cama o que un quirófano esté disponible para ser intervenidos quirúrgicamente.
Si usted requiere la atención de un especialista, tal vez tenga que esperar hasta un mes para que su cita se concrete. Simplemente el personal es insuficiente, al igual que en el servicio de consulta familiar.
Ah, pero de eso no se dice nada en los discursos presidenciales ni en las campañas políticas. Nuestros diputados y senadores gozan de seguros de gastos médicos en instituciones privadas para ellos y sus familiares, así que les importa un cuerno lo que suceda en el IMSS o en el ISSSTE.
Casi siempre se necesita una tragedia para que se detecten las fallas. Basta recordar aquel escalofriante evento en el que en una guardería contratada por el IMSS en Hermosillo murieron decenas de niños calcinados. Se dijo que en la concesión del centro infantil hubo favoritismos a favor de familias políticas.
De ahí que la opinión pública espere una explicación convincente sobre lo acontecido en Chiapas y la seguridad de que no volverá a ocurrir algo similar, además de fincar responsabilidades en los casos que así lo amerite. ¿Por qué tuvo en este caso que ser peor el remedio que la enfermedad?
Que alguien lo explique.