RÍO DE JANEIRO, Brasil.- En un intento por recuperar la confianza de los inversionistas frente a la amenazante recesión, el Gobierno de Dilma Rousseff anunció un recorte de gastos por 23 mil millones de dólares –35 por ciento del gasto discrecional, o el 0.5 por ciento del PIB–.
El plan de ahorro, el más drástico realizado por el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) desde que llegó al poder en 2003 con Luiz Inácio Lula da Silva, intentó proteger los programas sociales, pero igual algunos sufrieron afectaciones.
“Es un gran esfuerzo fiscal. Para que la economía se recupere, para que el crecimiento se recupere, es necesario hacer este esfuerzo de equilibrio fiscal. Sin estabilidad fiscal, sin control de la inflación, el crecimiento no se sustenta”, destacó el Ministro de Planificación, Nelson Barbosa.
El funcionario reconoció que el Gobierno prevé para este año una retracción de la actividad económica del 1.2 por ciento, superior al 0.9 por ciento que hasta ahora tenía pronosticado, y una presión inflacionaria del 8.26 por ciento, casi el doble de la meta oficial del 4.5.
El objetivo del equipo liderado por el Ministro de Economía, Joaquim Levy, es tener este año un superávit fiscal del 1.2 por ciento del PIB y, pese al tamaño de la reducción presentada, muchos analistas creen que no se alcanzará esa finalidad.
De hecho, Levy, apodado “manos de Tijera”, pretendía un congelamiento mayor, pero la Presidenta se resistió. Cabe señalar que Levy no estuvo presente durante el anuncio de los recortes.
En los círculos financieros paulistas, Levy es la figura que más garantías da a los inversores de que los cambios en la nueva política macroeconómica de Rousseff se llevarán a cabo.
Pero el Ministro enfrenta un fuerte rechazo de algunos sectores del PT y en los cinco meses que lleva en el cargo ya se ha desgastado mucho políticamente por tener que negociar él mismo en el Congreso los puntos del paquete de austeridad que propuso.
Además de ciertos legisladores petistas, sus mayores obstáculos son los presidentes de las dos cámaras, miembros del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal aliado del PT pero que se encuentra en una férrea lucha de poder con el Ejecutivo.
En el Congreso todavía está demorada la legislación que forma parte del programa de ajuste fiscal impulsado por Levy, que incluye medidas para aumentar la recaudación mediante alzas de impuestos y recortes a los beneficios laborales como pensiones y reducciones al seguro de desempleo.
Ante este impasse, el equipo económico decidió avanzar con los recortes que no dependen del Legislativo.
En su presentación, el Ministro de Planificación explicó que el congelamiento de los recursos fue selectivo, no lineal, para garantizar las inversiones y la mayor parte de los planes sociales.
Sin embargo, sí han sido afectados proyectos del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) y el plan de viviendas populares Minha Casa, Minha Vida, que sufrieron reducciones de 8 mil millones 2 mil millones de dólares, respectivamente.