CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La ecología urbana pide auxilio a gritos; sin embargo, los recursos etiquetados para investigación se concentran en el estudio de sierras y reservas ecológicas ya protegidas.
Mientras que a un costado de la cinta asfáltica e incluso en la banqueta del hogar se gesta un ecocidio.
“Hasta donde recuerde o conozco, no existe un solo trabajo que esté documentando el cambio gradual de la cobertura vegetal de Victoria; esto es, no sólo el número de árboles, sino la distribución de los árboles en el municipio de Ciudad Victoria. Cómo ha ido cambiando la cobertura verde, la cobertura vegetal, y no sólo la cobertura verde sino el impacto que ha generado la reforestación con especies introducidas, es decir, no nativas, lo que también tiene impacto, no en los árboles pero si en los animales que mantienen el equilibrio en los ecosistemas. Y hasta donde conozco no existe un sólo proyecto de investigación enfocado a evaluar el efecto o cambio sistemático”, explica el Doctor Rafael Herrera, catedrático e investigador de la Unidad Académica de Agronomía y Ciencias Ambientales.
La urgencia por contabilizar los árboles nativos en la ciudad también la han palpado los ambientalistas, sin embargo, el sistema de contabilización utilizado fracasó.
“Una vez intentamos contar los árboles que había en el bosque urbano, pero lo hicimos con listones y quince días más adelante no había ninguno y no lo hemos hecho otra vez. Pero sí tenemos una campaña que queremos que crezca y se trata que en cada ciudad del mundo exista un bosque urbano para proteger las especies nativas de cada lugar en el mundo”, explica Teresa Baeza, líder de la Asosiación Ambientalista Tonazin Tlalli.
Pese a los esfuerzos constantes por revertir los efectos de cambio climático no se cuenta en Victoria con un censo forestal.
“Es necesario que podamos hacer un registro de los árboles que se tienen en Victoria, para poder geolocalizarlos y más tarde conocer las pérdidas y poder recuperarlos en número en otra parte de la ciudad”, dice el Doctor Arturo Mora Olivo, del Instituto de Ecología y Ciencias Aplicadas.
Arturo Mora Olivo y Rafael Herrea, ambos investigadores en la línea de la ecología, coinciden en la necesidad de iniciar el conteo de árboles nativos y registrar las especies de árboles que llegaron para quedarse, como la Palma Washingtonia y Ficus, que se colocan en los bulevares y avenidas como una planta de ornato que proporciona de inmediato el color verde al asfalto.
“El que más usa la gente es el Ficus, atrae por el follaje, crece muy rápido, sus hojas son lustrosas y sedosas, pero tiene un problema, ya que produce unas sustancias químicas en las raíces que hacen que no germinen otros árboles ni que vivan otros animalitos cerca de estos árboles, además con el paso del tiempo las personas se percatan que las raíces se desarrollan de forma invasiva y destruyen banquetas y levanta paredes. Es un árbol que a corto plazo parece solucionar el problema de cobertura vegetal a nivel de hogar o colonia, pero también tiene efectos secundarios no positivos”, explica el Doctor Rafael Herrera.
La Palma Washintonia originaria de África, en su país permite que algunos insectos cohabiten en su tronco, sin embargo, en un país extraño, donde se ha modificado el entorno con su llegada las comunidades de insectos se impactan y ellos son fuente de alimento de otras especies que si observamos y que resultan ser carismáticos para el hombre.
“Con exactitud no sé qué insectos se han impactado, pero existe una gran cantidad de mariposas, avispas, hormigas que cambian su hábitat porque no pueden vivir en estas nuevas especies de árboles”.
Con el nacimiento del ecoturismo y el interés del ser humano por visitar nuevos espacios de recreación se genera el impacto humano en áreas verdes.
“Urge mucho trabajar, no sólo en Ciudad Victoria, sino en Tamaulipas y en el país, para generar una cultura ambiental. No se trata sólo de ver qué animalito es importante o qué planta me atrae más personas. Sino que hay que destinar más ganancias a la conservación del lugar y manejo de residuos, pues el llevar químicos al agua tiene un impacto y esto ocurre cuando los vehículos cruzan los ríos o se llevan a lavar a él. Un caso conocido lo vemos en el río San Marcos de Victoria, donde aún hay sectores donde se introducen los vehículos al cauce de agua. El problema no es tener cabañas en espacios verdes, el problema somos nosotros, la gente”, explica el Investigador Rafael Herrera.
El Reglamento de Desarrollo Sustentable en el Municipio de Victoria en el Título Segundo de la Vegetación Municipal, Capítulo Único de la Regulación de la Vegetación Municipal, justifica su existencia, al decir en el artículo 61 que su objeto es regular el uso y manejo de la vegetación en bienes del dominio público y en su caso privado.
Y en su artículo 70 habla de las emisiones contaminantes, incluso naturales que dañen el equilibrio ecológico. Mas no detalla en ellas las afectaciones de impacto ambiental que se producen en la mancha urbana, al no regular la siembra de árboles de ornato que alteran también el equilibrio ecológico.