El Presidente del Gobierno Mariano Rajoy, tardó más de 24 horas en encajar la derrota de su partido en las elecciones autonómicas y municipales. En apariencia no eran importantes. La realidad es que han resultado fundamentales.
Con la pérdida de más de 3 millones de votos, cuando el lunes en la noche Rajoy apareció ante los periodistas, tenía la cara desencajada y eso, que la procesión iba por dentro. Sin embargo, no podía disimular su preocupación. Él sabe que éste puede ser el principio del fin de su Gobierno ya que, en noviembre se celebran elecciones generales.
Con la corrupción desmedida, con la trama Gürtel, con los sobresueldos que recibían las figuras del Partido Popular durante años, con los negocios fraudulentos de dirigentes conservadores como Rodrigo Rato, con las comisiones que se llevaban alcaldes y ediles populares a condición de que sus amigos les ayudaran; con las más de 500.000 familias que se han quedado sin sus casas por las ejecuciones hipotecarias, con los 13 millones de pobres, con todo ello se ha creado un ejército de espadas que han clavado el corazón del Partido Popular y del Gobierno de Mariano Rajoy.
Pero también la caída del PP es debido a su arrogancia. La ciudadanía le dijo muchas veces que “no” a los recortes en la Cultura, en Sanidad, en Educación. Pero es más fácil mirar hacia otro lado. Gran parte de la ciudadanía pagaban demasiado y la contraprestación es que iban a peor. La falta de trabajo y de expectativas y las bajadas salariales, no le importó a un Gobierno, cuya imagen se iba deteriorando a diario entre escándalos de corrupción e inmunidades injustificadas.
Claro, el español se ha decantado por nuevas fuerzas políticas como Ciudadanos o Podemos. El primero es de corte centrista y está liderado por Albert Rivera, un joven y carismático político y Podemos, cuyo líder es Pablo Iglesias, representa a una izquierda radical y populista de corte chavista.
Sin embargo y después de muchos años, el español le ha perdido el miedo al voto del miedo y, en el caso de Podemos, esta formación ha conseguido éxitos como la ciudad de Madrid, la auténtica joya de la Corona.
La próxima Presidenta Municipal de la capital, Manuela Carmena ya ha anunciado varias medidas populistas y efectivas. Va a parar los desalojos y va a ayudar a aquellos que no puedan pagar la luz o el agua. También suprimirá los coches oficiales.
Este tipo de medidas en un país donde hay hambre física, donde un millón de niños come una vez al día o donde un millón de familias, en la que todos sus miembros están desempleados, supone un acicate, el aliciente perfecto para ver en este tipo de fuerzas de izquierdas y populistas, el ejemplo a seguir.
El Partido Socialista parece ahora el galán impenitente que corteja a cualquier dama con tal de conseguirla. Ya le está haciendo ojitos a Ciudadanos y Podemos. El PSOE pactará con cualquiera excepto con el PP.
Y es que tanto daño y resentimiento hay en la clase política contra los conservadores de Rajoy que, la consigna es la de boicotearle para que pierda les elecciones generales del próximo mes de noviembre.
La subida y el oxígeno que ha tenido el radicalismo de Podemos es, al menos inquietante. Nunca nadie pensó que pudiera llegar tan lejos. La pregunta que muchos se hacen ahora es si podrá ganar las elecciones y gobernar este barco llamado España sin las alaracas iluminadas del chavismo.
Más de uno empieza a ponerse nervioso. El primero, el propio capital que es cobarde y conservador, lo opuesto a Podemos.