A cuatro días de que se realice la elección de diputados federales, la cual determinará la composición del Congreso de la Unión para los próximos tres años, etapa final del mandado de Enrique Peña Nieto, cabe hacer algunas reflexiones al respecto, sobre todo con el fin de ubicar nuestro papel ciudadano en esta coyuntura.
Según sesudos analistas señalan que estas elecciones estarán muy influidas por las tendencias nacionales de sus líderes, así como pasó durante la elección presidencial entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, quienes crearon una inercia en torno a sus posiciones y personalidades que influyo en todos los rincones del país que los votos panistas o perredistas aumentaran o disminuyeran, independientemente del trabajo de posicionamiento que tuvieran los candidatos locales de esos partidos, e incluso de otros que coincidieron con las posiciones de estos institutos políticos.
En esta ocasión hay quien dice que la poca popularidad con la que cuenta el presidente de la república entre los electores, podría afectar la votación de su partido el Revolucionario institucional, con lo que colocaría a muchas de sus formulas en peligro de ser castigadas por los electores.
Pero hay elementos que atenúan este efecto y nos referimos concretamente en Tamaulipas, donde ha habido algunos aciertos por parte del gobierno estatal sobre el tema del manejo político de su posición, así como la colaboración de partidos de oposición que se han empeñado localmente crear un desprestigio en torno a sus mandatarios locales o municipales.
Esta contraposición podría en un momento dado neutralizar el negativo efecto “Peña”, al grado existe una efecto contrapuesto de los malos gobiernos panistas, creando malestar en los electores locales.
Pero ante este esfuerzo que hace nuestra clase política por ganarse el castigo electoral en la próxima jornada, esta la necesidad de crear los equilibrios necesarios para gobernar.
Ya lo hemos dicho en otras ocasiones, que en nuestra sociedad, la cual ha ido lentamente tomando tintes de mayor madures, es fundamental mantener los equilibrios de poder, si nuestro objetivo es tener una país o localidad en paz, con desarrollo económico que de oportunidad a todos de tener una vida digna.
Es entonces donde vemos que el absolutismo político, por muy local que pueda ser, es un elementos que dará al traste a los pocos o muchos avances que busca la sociedad para crear bienestar entre sus habitantes.
Es por ello que los ciudadanos deben de romper inercias y que sean ellos los que realmente puedan tomar las decisiones necesarias en su localidad, independientemente de coincidir o no con nuestros gobernantes nacionales. Para con ellos ya habrá su tiempo para ajustarles cuentas y hacer que paguen en las urnas sus errores políticos.
Este proceso electoral, que abrirá la puerta al siguiente rumbo al año 2016, donde se hará el cambio de todas las autoridades locales, desde el gobernador hasta los ayuntamientos, pasando por el Congreso local, requiere de la pluralidad, necesitamos la riqueza social que ostenta nuestro estado para poder dar soluciones definitivas a los graves problemas sociales, políticos y económicos por los que atravesamos.
Necesitamos diversificar las opiniones para se pueda inhibir los viejos vicios de los gobierno corporativo, autoritario y manipulador que hasta ahora hemos sufrido, pues solo con la pluralidad los podemos evitar.
No hay más, o usamos nuestra democracia imperfecta y comenzamos a poner orden en lo político, o estamos destinados a mantener una dictadura perfecta, que cimente una nueva actitud política de nuestro gobernantes, con un estado o gobierno mucho más incluyente y realmente tolerante, que logre darle cabida a todas las expresiones políticas de nuestra mal trecha sociedad…. bueno, eso decimos nosotros… pero usted… ¿Cómo ve?
La ojeadita…
Ir a votar 7 de junio… ¿Temor a la inseguridad?… No… puritita precaución…