Atento aviso.-
Amigos, amigas, este día en Tampico será la presentación de la novela “Érase un periodista” del autor de esta columna. La cita a las 19.30 horas en DEGAS café del teatro Metropolitano. Garantizado que la pasaremos bien y a lo mejor hasta nos divertimos.
1.- Está científicamente comprobado que voto mata encuesta así que en relación con las diputaciones federales no sabremos nada hasta que caiga el último out de la novena entrada. Mientras tanto el optimismo tricolor no tiene límites, así nos enteramos de la versión ideal que considera al PRI como triunfador absoluto en Tamaulipas, bueno casi, porque en su doliente generosidad su dirigencia estatal acepta el fracaso sólo en un distrito. ¿Cuál le gusta?, tal vez el primero, quizá el cuarto, ¿qué tal el tercero?, a lo mejor el séptimo. No hay certeza y sí mucho manoteo en la numeralia que sube, baja y se acomoda al estado de ánimo de la mercadotecnia editorial.
De resultar como suponen los personeros del triunfalismo estaríamos ante un fenómeno sorprendente, “inédito” dicen los clásicos, “atípico” precisan los tecnócratas. Y es que caso único en la historia moderna del estado, sabríamos que tan sólo en tres años el partido de los colores patrios lograría revertir resultados “adversos de toda adversidad”, sea de 2-6 a 7-1. (Hasta parece una final del fut mexica). Como que está medio macabro para no llamarlo fantasmal o propio de una historia de terror en negrísima noche de tormenta, sea sin ningún rayo o descarga eléctrica que la desmerezca. Y es que va usted a disculpar pero el partido oficial no es que digamos un virtuoso del convencimiento mucho menos un seductor de la democracia para lograr tanto en tan poco. Vamos dejando al PRI en simple ladrón de corazones rotos o promotor de esperanzas fallidas que no es lo mismo pero es igual.
En este sentido el escribidor apuesta un cuatro por cuatro que significaría la recuperación del 50 por ciento considerando la elección federal anterior y diga que le iría bien en circunstancias poco propicias. Hasta aquí vamos bien aunque “es correcto pero no exacto” como diría el ranchero, cuando lo que verdaderamente importa es la sucesión estatal. ¿Qué tanto influirá el resultado del voto el próximo domingo?. ¡Todo!, porque de esto dependerá el color y sabor del abanderado del PRI a la gubernatura. Se la pongo fácil, si el PRI gana los siete distritos que anticipan, tendremos a un candidato surgido de las fuerzas básicas del estado, caso contrario la contratación mayor vendrá de un equipo del centro, con la soberbia propia del que se siente necesario y pue-que hasta indispensable. “Elemental mi querido Watson”. De ese tamaño es la importancia del resultado del 7 de junio, muy acorde a la fragilidad del futuro inmediato que espera la paisanada.
Eso en cuanto al PRI, ¿y la oposición no cuenta?. Desde luego pero mire como es la vida, “la existencia humana”, diría aquel, que hasta el resultado de Nuevo León influirá en nuestra ínsula barataria. Y sobre todo después de que El Norte en su edición de este miércoles ubicó a Jaime “el bronco” Rodríguez por encima (no es albur) de la priista Ivonne Álvarez en 13 puntos que es mucho, bastante y suficiente para que dicho candidato independiente se instale en la gubernatura. Y todo esto, señoras, señores, lo tenemos a la vuelta de la esquina. No se requiere mucha ciencia para entender que el destino de Tamaulipas podría ser el mismo que el de Nuevo León. Anote que por “broncos” no quedará.
2.-Mientras tanto, sólo una ocasión el secretario de Gobernación aseguró que México no estaba incendiado, después el silencio. Y es que el enojo cunde por brechas, caminos y veredas en diversos estados convirtiéndose en rebelión incontrolable. Las escenas originadas en Oaxaca, Chiapas, Guerrero o Michoacán no pueden ser más preocupantes cuando están a prueba las instituciones, incluso el papel del ejército nacional. ¿Qué sigue?, preguntamos al supremo gobierno que pareciera sólo esperar el momento de dar el gran escarmiento. Están a prueba las instituciones digo, en tiempos de confusión política, social y económica. No hay duda entonces, que el hermano mayor de Latinoamérica está herido. Son los maestros, los estudiantes, los hambrientos y pobres, pero en el resto de la república hay muchos más que reclaman justicia y una oportunidad de vida.
La tragedia de México se muestra descarnada al mundo en tanto que su gobierno parece rebasado y hasta derrotado como lo revela la virtual desaparición de una reforma educativa que de pronto interesa de sobremanera a los rabiosos enemigos de la educación popular que quieren ver sangre al costo que sea. Y todo a unas horas de un proceso electoral que apenas se vislumbra entre una tolvanera de dudas y sospechas. Ojo que podríamos estar en riesgo de una regresión histórica que lamentaríamos todos. Y ni modo que sea invento.
SUCEDE QUE
Los tamaulipecos deberíamos presumir las tareas del Congreso local. Hay confrontación porque ese es el espíritu de la democracia legislativa, diferencias porque es parte de lo mismo, pero no podemos negar que avanza y está a tono con las urgencias nacionales. Hay líder en Ramiro Ramos Salinas, tolerancia y capacidad de negociación. Es la ventaja, en serio se los digo. En este sentido hay que poner atención a la nueva generación de políticos que por creación espontánea surge en la entidad. Obsérvelos, son diferentes. He aquí la esperanza.
Y hasta la próxima.