El domingo en ayunas o bien desayunados hay que ir a votar. A mí me toca en la Plaza de Juárez, iré bien peinadito y bien bañadito para botar el lastre de todos días de agobio y de tensiones a la mexicana. Fortuna que estamos muy lejos del fuego de Oaxaca, Guerrero y Michoacán, donde las locuras se han convertido en cosa de todos los días con el fin de impedir el voto libre.
Aquí todos nos vamos a votar, por el que más les guste y menos les disguste. Así que vamos todos juntos a votar o siquiera solitarios pero no hay que dejar de votar porque es la única instancia que tenemos para buscar la democracia. Buscarla porque aún no la tenemos del todo, pero hay que afirmar la ciudadanía y debemos elegir. Es el único camino que tenemos para contar con nuestros representantes en las cámaras. Gente comprometida con nosotros, fuera de la retórica y de las cuentas felices. Votemos, votemos el domingo y demos ejemplo de nuestro accionar cívico en libertad, sin presiones, sin canasta de regalos y sólo con nuestros voto.
Yo tengo mi gallo y mis gallinas, y he separado los güevos de la canasta para que no se haga la batea.
Vayamos el domingo muy prendiditos. Seguros de que nuestro voto será respetado. Papá, mamá, gente de la calle, busque su casilla. Yo ya tengo la mía y ya tengo mi voto secreto y libre.