CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Lo que hace doce años sólo parecía una enfermedad respiratoria leve, hoy es una verdadera pesadilla para Guadalupe Marroquín Tovar, quien ha perdido la mitad de su peso, la capacidad para respirar por si sola y de caminar, pero jamás las ganas de vivir.
Guadalupe es una persona humilde y alegre a pesar de las circunstancias, es un ama de casa de quien dependen cuatro hijos Desiderio, Víctor, Sadras y Tadeo, de 15, 14, 13 y 7 años, respectivamente; sin embargo, a éste último también la vida le ha mandado una dura prueba. El pequeño Tadeo sufre un tumor cerebral.
Pero la historia de esta familia se remonta hasta hace 12 años, cuando Lupita, como le llaman sus vecinos, era una mujer am de casa, como muchas en la ciudad. Se dedicaba al hogar y a cuidar a sus hijos, gozaba de buena salud, de pronto un día enfermó con síntomas de una mal respiratorio al cual no le dio importancia, dijo «Es una tos, pronto se me quitará» y así pasó el tiempo hasta que fue demasiado tarde, esa «tos inofensiva» se volvió tuberculosis, y por no atenderse a tiempo evolucionó hasta convertirse en fibrosis pulmonar.
«Cuando yo quise curarme era demasiado tarde y se me hizo fibrosis pulmonar». La fibrosis pulmonar es una condición donde el tejido profundo de sus pulmones se va cicatrizando. Esto provoca que el tejido se vuelva grueso y duro.
«Mis pulmones ya no me funcionan, sólo el 25 por ciento de un pulmón», expresó Marroquín Tovar recostada en la habitación humilde que renta en la colonia Vamos Tamaulipas, pequeña, sin enjarrar en la que sólo caben una cama y una litera, y se protege del calor con dos pequeños ventiladores.
Con dificultad para hablar y conectada a dos tanques de oxígeno donados por el DIF, destaca que al empezar su enfermedad ella pesaba 52 kilos y hoy sólo pesa 25 kilos, a consecuencia de la fibrosis que la orilla a perder peso, además que en días recientes ha comido menos por el dolor.
La única esperanza de mejoría para la señora Marroquín, según expresa, es que le trasplanten un pulmón, sin embargo, es algo que como imposible debido al alto costo de la cirugía.
Con sólo un pulmón trabajando a un 25 por ciento de capacidad Lupita no puede desconectarse de los tanques de oxígeno, por lo que ha estado condenada a su cama. «No puedo hacer ninguna actividad, si estoy mucho de pie me canso»
Los días se han convertido desde hace cinco meses en una experiencia sofocante, ya que las mañanas y tardes son horas eternas debido a que el calor y el polvo se vuelven factores que atacan la salud de Guadalupe.
«Mis días son muy difíciles a consecuencia del calor, me siento sofocada, siento que me ahogo y más ahorita que la señora (dueña de la casa) anda construyendo aquí, yo le dije que me esperara a salir, con el poco aire que entra lleno de polvo me pongo mal».
La mujer de apenas 36 años de edad, platica que su padecimiento empeoró desde febrero de este año, «A partir del mes de febrero no puedo caminar, yo pensaba que era por el frío, pero los doctores me dijeron que no», su condición se había agravado para mejorar tiene que pasar por un largo proceso. «Los doctores me dicen que lo único que pueden hacer es mandarme a cuidados paliativos a oncología y con un medicamento que se llama morfina para tratarme y después hacerme terapias». Sin embargo, es algo que no cubre el seguro popular, por lo que es un lujo que no puede pagar, «Actualmente estoy acudiendo al Hospital de Especialidades y eso no me cubre ni el medicamento que es caro. Ahorita no lo he comprado por eso mismo».
A Lupita sólo le ayuda su esposo Ramón, quien se dedica a la albañilería, labor que realiza mañana y tarde con la esperanza de cubrir un poco los gastos del hogar y salud de ella y su hijos, «Mi esposo trabaja desde la mañana, llega y se va al otro trabajo, a veces yo le digo que no trabaje en las tardes, porque se llega a enfermar y ¿Qué vámos a hacer?»
Como si la enfermedad de Guadalupe no fuera suficiente prueba de vida, debe ser fuerte y seguir adelante por sus hijos, en especial por el más pequeño, Tadeo, el cual fue diagnosticado con un tumor en la cabeza.
La madre de familia con una sonrisa en el rostro reflejando aún esperanza, platica que «gracias a Dios» el tumor de su hijo es benigno y puede ser operado, sin embargo, aún falta que le realicen estudios. Mientras tanto, Tandeo, alegre sonreía al reportero y brincaba sobre la cama, vestido con un short amarillo con raya azul.
Tadeo es atendido en el Hospital Civil, donde los doctores le informaron a su madre que podía ser intervenido. A pesar de ello la operación guarda un gran riesgo, ya que ésta podría complicarse y provocar que el niño pierda el habla o la vista.
Sin saber aún el costo de la operación, Guadalupe tiene fe en mejorar, ya que al realizarla, quiere estar completamente sana para atender a su hijo tras la intervención.
«Sí lo quiero operar, pero quiero atender a mi hijo, tengo fe en que me voy a levantar y voy a mejorar para hacerme cargo de él».
¿A dónde llevar al ayuda?
A la colonia Vamos Tamaulipas, manzana 86, lote 30 #372. Calle Amabilidad
Comunicarse al número 834 147 70 25




