Famosa frase de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR que en estos tiempos cobra vida, se aplica en todo México, después de inconformidades de los partidos políticos, los cuales exigen se apliquen las nuevas leyes y por consecuencia se haga la revisión minuciosa de los sufragios emitidos el pasado 7 de junio.
En todas las entidades, a lo largo y ancho del país, se registraron inconformidades, en unas más por lo cerrado de la votación, en otras menos pero al final siguen siendo inconformidades que levantan las sospechas de una elección enrarecida.
Se trata pues, de una revisión de sufragios con un final donde los partidos políticos, en la totalidad, queden satisfechos con los resultados de la elección, cada uno de ellos vaya eliminando sus dudas, por eso se hace el recuento de votos.
En la elección igual denunciaron panistas, que priistas, de Movimiento Ciudadano y perredistas, pues en unos estados de la república se disputaban gubernaturas, alcaldías y diputaciones locales, mientras que también se llevaba a cabo la elección de diputados federales, y como siempre hay un ganador, así es que si no eran unos eran otros los inconformes, cierto, eso sucede siempre, en cada proceso hay quienes se quejan de irregularidades, pero en esta ocasión fue mayor el número de demandas que pedían reconteo de votos.
Bueno, hasta el propio Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral, LORENZO CÓRDOVA, dijo que en esta elección se llevó a cabo un recuento histórico de votos, casilla por casilla, claro que es correcto que el árbitro electoral atienda las inconformidades para que los partidos políticos queden tranquilos, tengan la certeza de que no hubo irregularidades en el proceso, que todo fue apegado a la legalidad, además la propia ley electoral aprobada por los diputados federales de la actual legislatura así lo marca, el INE debe hacer recuento de sufragios en automático cuando se detectan inconsistencias en las actas, verificación de votos nulos y otras.
Pero hubiera sido mucho mejor que el Consejero Presidente del INE dijera que por la transparencia con la cual se desarrolló el proceso, y la claridad en el conteo de los votos, no se tuvieron inconformidades, porque la autoridad se encargó de que todo se diera conforme a derecho, acatando la ley, y los involucrados en la elección actuaron con responsabilidad, respetando la voluntad del pueblo.
Eso generaría confianza en la Institución electoral, demostrarían que son capaces de llevar a cabo procesos democráticos, correctamente, sin dejar dudas de que en las juntas distritales hubo corrupción y luego obligar a una revisión.
Buen sabor de boca hubiera dejado que CÓRDOVA saliera a decir que se tuvo una votación histórica en el país, que se fortaleció la democracia, que el reconteo de sufragios fue atendiendo la ley electoral, pero no por denuncias de irregularidades, pero no, se enorgullece del recuento histórico de votos por inconsistencias y sus palabras dan pie a malas interpretaciones.
Los procesos democráticos son muy caros, de acuerdo a los propios datos del INE, el domingo 7 de junio no salieron a votar ni siquiera el 50 por ciento de la lista nominal en toda la república, sí que andamos mal.
A excepción de Nuevo León, donde sí se registró una votación histórica, que salieron a votar hasta los apáticos para demostrarle a los partidos políticos su inconformidad, en el resto del país apenas la participación llegó a un 47 por ciento y eso sí es lamentable, y eso es en lo que el INE se debe aplicar, hacer más difusión, convencer a la ciudadanía que la institución electoral es digna de confianza, claro los partidos políticos y sus abanderados tienen que hacer lo propio, pero parece que le apuestan a que cada vez sea menos la gente que acuda a las urnas a participar de los procesos democráticos.
Sería bueno que se hiciera una revisión y por ley se diera el triunfo electoral a los candidatos que obtengan el 50 por ciento más uno de los votos sobre la lista nominal, así se tendría más legitimidad, no habría ganadores de minoría, los propios partidos políticos promoverían el voto, buscarían que la gente saliera a votar, se bajaría el abstencionismo.
Porque si vota el 40 por ciento y el ganador obtiene el 40 o 50 por ciento de los sufragios estamos hablando de que se tiene un representante popular rechazado por el pueblo, que no logró ganarse la confianza ni de la tercera parte de los votantes empadronados.
La tarea es que los partidos políticos acepten que para resultar triunfador de una elección se tenga que ganar con el 51 por ciento de los empadronados, cierto, es una ilusión, un sueño, no les conviene porque estarían obligados trabajar siempre cerca del electorado y obligar a los gobernantes emanados de sus filas a cumplir las demandas de la ciudadanía para tener su confianza.
En fin, la situación es que no fue buen inicio para el recién nacido INE, no superó la prueba, quedó a deber, en lugar de ganar votos de confianza de la ciudadanía dejó márgenes de duda sobre la responsabilidad, claridad e imparcialidad con la que manejó su primer proceso electoral.
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