19 diciembre, 2025

19 diciembre, 2025

Por eso extraño las campañas…

LABERINTOS DEL PODER

En el entonces recién remozado teatro Reforma de Matamoros, una conferencia magistral dejaba huella en el auditorio. Corría, si mal no recuerdo, el año 1993. Tal vez 1994.

No era cualquier ponente. Quien dictaba la plática era el gobernador del Estado, Manuel Cavazos Lerma, quien en el inicio de su exposición sobre la evolución de la política en México y en el Estado y específicamente en torno a una histórica visita de Venustiano Carranza a esa frontera, dejó caer una frase que definía sus preferencias sobre esa práctica:

“Antes”, señaló casi con melancolía, “la política era alegre…”

Y vaya que aplicó esa visión durante su administración, en seguimiento de la dinámica de la campaña que lo llevó al poder.

No ha habido otro sexenio tan musical y alegre como el mandato de Cavazos. Podrá ciertamente adjudicársele una cauda de señalamientos personales, pero Manuel, impulsado por el ingenio de Pedro Hernández Carrizales, cambió para siempre la historia de las campañas electorales en Tamaulipas y por lo que veo y leo, parece ahora ser la constante en la búsqueda del voto.

¡Ah qué días aquellos cuando las giras de trabajo eran sinónimo de polvaredas, retumbar de tamboras y quiebres de cadera!

En ese tenor, un trabajo publicado por Animal Político confirma las bondades de la moda que virtualmente inició el matamorense. En la elección que recién se cumplió, prácticamente todos los candidatos que acoplaron o inventaron canciones y melodías a sus respectivas campañas en el país, fueron los triunfadores. Vaya, hasta los que hicieron el ridículo fueron premiados en las urnas con la voluntad popular.

Ahora, resulta casi una nueva tarea para el mitológico Hércules, encontrar una campaña que no esté generosamente salpicada de trovas, salsas, huapangos, polkas y otros estilos musicales. La nostalgia y a la vez anhelo de Cavazos Lerma cobraron forma y contenido, porque gracias a esas efusivas notas la política electoral ha vuelto a ser alegre, festiva y si me permite el término coloquial, sabrosamente desmadrosa.

Por eso, lo confieso, extraño las campañas y sus ecos musicales. Que quede claro, sólo eso extraño.

Y me sucede eso porque esa alegre y perecedera burbuja ya desapareció y en su lugar la realidad no alienta esperanzas de que ese ambiente prosiga.

La política, cuando se ejerce como herramienta de poder, suele ser todo lo contrario. Se vuelve árida, gris, átona y sin atractivo. Los únicos bailes, si así se les puede llamar, que suelen advertirse después, son los del tráfico de influencias, de las componendas arriba y debajo de la mesa, de los arreglos en billetes y de los intereses sectarios.

Ojalá siempre viviéramos en campaña. No en la practica, sino en el pensamiento, y en la forma de ver la vida. Ojala que las campañas duraran en nuestro ánimo y en el de nuestros hombres y mujeres públicos, algo más que uno o dos meses. Ojalá que se convirtieran en algo más:

En un estilo de vida…

Twitter: @LABERINTOS_HOY

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS