La aceptación pública de Margarita Zavala –esposa de Felipe Calderón– como aspirante a la Presidencia de la República, vía Acción Nacional, es un pan con más miga del que a simple vista se aprecia.
No me refiero a los barruntos de tormenta generados dentro de ese partido por semejante declaración. Las primeras reacciones son las normales en un anuncio de esa naturaleza. Hay quienes aplauden y hay quienes rechazan. Esa es la normalidad y sería absurdo que ante un “destape” de ese nivel los demás siguieran leyendo el periódico y tomando café.
No, me refiero al impacto que la postura de la ex primera dama puede acarrear al resto de la camada azul, por la respuesta inmediata de los partidos Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática al anuncio de doña Margarita. En lenguaje coloquial, se diría que “levantaron las antenas”.
Los dos membretes ya solicitaron al Instituto Nacional Electoral que meta la mano en ese tipo de declaraciones, porque en la óptica de ambos, se trata de actos anticipados de campaña.
Tienen razón, pero ya es demasiado tarde. Un ejemplo de esas circunstancias se da precisamente en Tamaulipas.
En la búsqueda de la candidatura panista a la gubernatura del Estado, los personajes blanquiazules implicados se han regodeado en medios, en forma directa y hasta frente al espejo, en auto señalarse como prospectos para ser quien represente al PAN en esa aventura electoral. Y todo lo que han dicho y todo lo que han hecho, por supuesto que han sido y son actos anticipados de campaña.
El ejemplo por excelencia en suelo tamaulipeco es el hoy senador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien por lo menos suma 10 años de promoverse a sí mismo como precandidato a gobernador. Lo dice en tono bajo y alto, lo dice ante propios y extraños y lo dice sin rubor frente al resto de los actores que tienen el mismo objetivo.
Nadie le ha puesto el menor reparo a la campaña más prolongada que ha tenido un aspirante a la gubernatura en Tamaulipas. Suben y bajan sus bonos, un día camina bañado por la luz y otro en la oscuridad, pero siempre se ha mantenido en el escenario. Podrán acusarlo de muchas cosas, pero nadie lo puede tachar de incongruente.
Nadie también en los demás partidos existe que se haya mantenido tan constante en el entarimado público con ese perfil. En el PRD porque no tienen gente ni para cerrar las ventanas cuando llueve y en el PRI porque la disciplina sigue siendo el ícono de las sucesiones y los pocos que se han atrevido a mostrar las orejas les han sido jaloneadas de manera dolorosa. De esa manera, si en el plano nacional consideran que lo realizado por la señora Zavala es un abuso, lo que se ha hecho en Tamaulipas convierte a doña Margarita en una niña exploradora.
Priistas y perredistas, llegaron tarde en sus reclamos para evitar las precampañas ilegales.
ES TIEMPO
No sé si será realidad o un cuento chino propio de la política mexicana, el que se vayan a dar las mismas oportunidades a las mujeres frente a los hombres, en la búsqueda de una alcaldía y diputaciones locales.
Pero al margen de su autenticidad –no lo creeré hasta verlo– hay damas cuyas trayectorias no sólo superan, sino dejan muy atrás a las de muchos varones. No son apreciaciones sobre las rodillas, sino hechos.
Le daré un ejemplo. En Río Bravo cada tres años se sacan de la manga a un hombre para encabezar esa comuna, pero muy pocos giran la cabeza hacia las mujeres, a pesar de la capacidad demostrada.
Es tiempo de mejorar la especie política local. Es tiempo de buscar el toque femenino combinado con inteligencia, responsabilidad y sensibilidad social. Es tiempo de pensar en Blanca Anzaldúa Nájera.
I’iñor…
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