CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Por prejuicios sociales, a los hombres se les dificulta animarse a pelear la pensión alimenticia cuando son ellos los que se quedan a cargo de los hijos tras el divorcio, y cuando lo hacen, deben enfrentar el burocratismo y falta de buen criterio de algunos jueces.
Abogados de lo familiar, coincidieron en que este burocratismo es parejo, tanto en demandas de alimentos de madres como de padres, derivado de que los fallos quedan al arbitrio de las trabajadoras sociales del Centro de Convivencia Familiar del Supremo Tribunal de Justicia en el Estado (CECOFAM).
El abogado del ramo familiar Jorge Alberto Galván Garcés, explicó que aun cuando ya está acreditada la capacidad económica del deudor o la deudora alimentista por el informe que rindió su patrón, dentro del proceso se piden estudios socioeconómicos al CECOFAM que deberían entregarse en menos de cinco días, pero pasan hasta siete meses y no emiten su dictamen.
Se trata de juicios sumarios muy breves, de 43 días hábiles como lo marca ley para que se dicten los alimentos provisionales, ya luego se otorgan cinco días para que se reclamen los alimentos definitivos, a partir de entonces viene el problema porque en el CECOFAM argumentan que no se dan abasto.
“Tiene uno que pelearse con el juez, hacerle ver que están violando una garantía porque no emiten el resultado de estudios socioeconómicos en los términos señalados por la ley y la causa de esto es porque un trabajador social de ellos mismos no puede con el trabajo”.
Galván agregó que ya es momento de que las autoridades de los juzgados busquen nuevas formas de agilizar los juicios para hacer real la atención expedita de la justicia, sobre todo cuando se trata de un tema sensible como la proveeduría para hijos menores.
Comentó que el CECOFAM ya pidió y cuenta con el auxilio del DIF Tamaulipas por medio de un convenio de colaboración, pero el problema sigue, por ello propuso se realice un segundo convenio con la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) para que el gabinete de Trabajo Social con que cuenta, apoye estos estudios y lleve el control.
“Yo tengo entendido que la Facultad de Trabajo Social de la UAT tienen un gabinete que debería ser aprovechado, se tienen que valer de todo lo existente”, dijo.
Otra falla que mencionó, son los criterios que tienen los jueces muy distintos a la realidad social y económica de quienes acuden a solicitar justicia y citó el ejemplo de un acuerdo de convivencia que se logró entre quien demandaba y la obligada alimentista, el cual el juez echó abajo esgrimiendo ser el único facultado para dictar un acuerdo de esta naturaleza.
“A ese juez hasta lo removieron por el cúmulo de quejas que tenía en su contra, le estábamos resolviendo un problema y él lo rechazaba”, recordó.
En su opinión, las demandas interpuestas por el padre de familia son escasas y se trata de quienes están enojados, cansados de llevar solos el gasto familiar y se dan cuenta que requieren la participación económica de la madre.
Por su parte, la abogada Graciela Cuesta dijo que los hombres no tienen que justificar moralmente la exigencia de dinero de la que fue su pareja y con quien procreó una familia, jurídicamente está acreditado que demande la pensión, sin embargo, señaló que los varones aún no se ajustan a este derecho.
“Lo ven con mucho orgullo, y les digo que si son autosuficientes reclamen de todas maneras y le hagan una alcancía a los hijos con ese dinero que viene de la madre”.
Agregó que hoy son más las mujeres que trabajan y con muy buenos sueldos porque estudiaron hasta el nivel profesional y más.
“No veo porqué no han de aportar para los hijos que dejaron con el marido cuando se divorciaron”, precisó.
También ella se quejó de la lentitud que hay en los juzgados y comentó que constantemente reclama a los jueces celeridad a los casos que lleva, en virtud de que la proveeduría para los hijos debe ser efectiva, oportuna y permanente como lo marca la ley; sin embargo, no se está cumpliendo este principio.
Comentó que entre los juicios promovidos por madres y padres no hay distingos cuando se trata de enfrentar el burocratismo, pero resaltó que para los hombres es más pesado estar a la espera porque aún no hay la costumbre de verlos llegar a tribunales a reclamar la pensión alimenticia de los hijos.
“Los que llegan a doblar el orgullo machista y vienen a los juzgados, se dan cuenta de esta problemática, creo que los juicios deben ser expeditos y en igualdad en cualquiera de los casos como lo mandata la ley”, precisó.