MATAMOROS, Tamaulipas.- Ya no como “Camino Seguro a la Escuela”, pero si como un Programa de Protección Estudiantil, autoridades locales retomarán la vigilancia de alumnos de secundaria y bachillerato a fin de que evitar que se hagan la “pinta” y en una de esas excursiones extra muros pongan en peligro su integridad física e, incluso, pierdan la vida. José Flores Ramírez, director de Educación Municipal, señaló que tras los tres decesos de estudiantes ocurridos durante la semana, se decidió reactivar la vigilancia que, en ausencia de policías preventivos, estará a cargo de una nueva corporación.
“Nos dio la instrucción la presidenta municipal Leticia Salazar Vázquez para que nos coordináramos con la dirección de Protección Civil, cuyos elementos van a estar al pendiente de detectar a estos grupos de jóvenes con acciones que daremos a conocer más adelante”.
De lo que se trata, afirma el funcionario municipal, es de evitar que se presenten más bajas, a propósito de la imprudencia de los menores de edad, que no miden los riesgos que corren al evitar entrar a sus escuelas y dirigirse a paseos donde ponen en riesgo sus vidas.
“Es una circunstancia a la que tenemos que hacerle frente todos, desde padres, maestros, nosotros como autoridades, para evitar que siga pasando”.
PASEOS MORTALES
Para Johana, Julián Adrián y Roberto de la Cruz, la presente fue su última semana de clases.
Los dos primeros, alumnos de la Técnica 46 y de la Preparatoria del Atlántico, se ahogaron el lunes 15 en la playa Costa Azul, mientras que Roberto falleció por inmersión el martes 16. Los tres andaban de “pinta”.
Familiares refieren que los jóvenes acudieron a esos paseos mortales sin permiso.
En el caso de Johana y Julián Adrián, en compañía de tres adolescentes más y un bebé de brazos para pasear en la playa Costa Azul. Fue en el área de la bocana donde bajo los efectos de bebidas embriagantes los jóvenes se metieron a bañar.
A la estudiante de la Técnica 46 la rescataron con vida pero murió en el trayecto a la ciudad, mientras que el cuerpo de Julián Adrián apareció días después.
No habían transcurrido 24 horas de la tragedia cuando se avisó de un nuevo caso: a sus 16 años, Roberto de la Cruz, alumno de la Secundaria Federal Número 4, se metió para no salir en la laguneta de la Junta de Aguas y Drenaje. Iba con dos estudiantes más que por fortuna salvaron la vida.
El adolescente tenía tres semanas de “pinta” pues había dejado de acudir al plantel de la colonia Sección 16; cambió el aula por la laguneta donde finalmente perdió la vida.
De tres en tres
Hace siete años, el 27 de mayo del 2008, la “pinta” de tres estudiantes de la Secundaria General Número 7 dejó un saldo mortal: las chamacas murieron en circunstancias poco claras en el río Bravo.
Las muertes de las estudiantes Marlén Pérez García, Nayely Flores Martínez y Yadira Yazmín Martínez Hernández confrontó a autoridades de Texas y Tamaulipas debido a que uno de los cuerpos flotó en el lado americano, donde las autoridades revelaron que había sufrido violencia sexual y física antes de morir, lo que fundamentaba la teoría del triple homicidio.
Sin embargo, en Tamaulipas, la Procuraduría de Justicia se basó en el testimonio de una cuarta alumna, identificada como Ana Cecilia N., para señalar que las alumnas se habían ahogado accidentalmente.
Los hechos ocurrieron en el río Bravo, a la altura de la colonia Control Tres Norte.
PROBLEMA DE TODOS
Para José Luis Cuéllar Ornelas, jefe del Centro Regional de Desarrollo Educativo, el problema de las pintas escolares sólo podrá resolverse con la ayuda de toda la comunidad.
“La idea es que los padres tengan mayor control sobre la conducta de sus hijos, que los maestros no nada más tomen lista de asistencia y se conformen con saber que hubo dos o tres ausencias, sino que los reporten a su departamento de orientación para que se pueda verificar qué hacen los alumnos cuando se ausentan de la escuela”.
Sólo en esa medida, afirma el funcionario estatal, se podrá evitar que casos como el de Johana, Julián y Roberto vuelvan a ocurrir y enlutar a la comunidad estudiantil fronteriza.
“Hoy más que nunca es necesario reforzar todos los esfuerzos, desde las escuelas para padres, las reuniones de educación con los alumnos, el cuidado de los portones de las escuelas para evitar que se salgan cuando ya están ahí, las acciones de los maestros para que no tomen sólo las ausencias de los alumnos, sino reportar lo que hacen para que los padres sepan”.
Convencido también de la necesidad de actuar, Humberto García González, dio a conocer cómo funcionará el nuevo mecanismo de Protección Estudiantil.
“En el entendido de que no hay policías en las calles para realizar el programa Camino Seguro a la Escuela, serán los elementos de Protección Civil los que, en colaboración con los directores de las escuelas, estén al pendiente de estos grupos para descubrir a los alumnos que no entraron a clases y regresarlos a los planteles”.
Explicó que el mecanismo será interrogar a los jóvenes que se vean con uniforme y mochila en horario escolar para deliberar quién no asistió a las aulas y ponerlo a disposición de la autoridad escolar.
“Lo que se hará de una forma muy respetuosa será llevarlos ante el director y que se aclare si está de pinta o no, en caso de que así sea, se les dejará en la escuela de donde seguramente se les hablará a los padres para que tengan conocimiento”.
FOCOS ROJOS
Con la experiencia que le quedó estar comisionado trece años en el Camino Seguro a la Escuela, el oficial José Luis Vázquez Lamas se prepara para enfrentar la misión de regresar a los estudiantes al buen camino.
“El programa es 100% preventivo, llevamos pláticas a las escuelas, haremos rondines de vigilancia, sobre todo en los lugares identificados como de riesgo para los estudiantes, es importante hacer un equipo entre autoridades, maestros y padres de familia, es importante que los padres de familia se involucren y existan mucha comunicación con sus hijos”.
A todo esto, aseguró, la vigilancia de Protección Civil se llevará a puntos conocidos como “Focos Rojos” y donde los alumnos gustan de concentrarse en lugar de acudir a clases.
“Algunos jóvenes en lugar deiralaescuelasevanyson sorprendidos en casas abandonadas, lagunetas, montes, a las orillas del río Bravo, canales, algunas quintas que cuentan con albercas y hasta en la playa, lugares que son sumamente peligrosos de una u otra manera”.
Por esa razón, afirma el entrevistado, a partir de esta semana y las que resten del ciclo escolar, se extenderá la vigilancia en busca de los alumnos “pintores”.




