“Prefiero los malvados, a los imbéciles; porque aquéllos, al menos dejan un respiro” Alejandro Dumas.
LO CLARO: En alguna oportunidad, hemos resaltado el valor humanístico que distingue a instituciones de educación superior, al dar el justo tratamiento a personas que tienen la actitud y el coraje de sobresalir en su preparación intelectual, pero que presentan alguna disfunción física. La Universidad Autónoma de Tamaulipas subvenciona de manera especial a este importante segmento poblacional, mediante la adaptación de su infraestructura y de la tecnología acorde, para quienes valoran el esfuerzo gubernamental.
Existe también, un organismo internacional que aglutina a las escuelas que empoderan este renglón estudiantil.
‘Fundación Universia’ (organismo privado al que se encuentra vinculado la UAT) conglomera a 23 países de Latinoamérica, que a su vez consideran un estimado de más de 1 mil 200 instituciones que forman parte de esta gran red universitaria.
La ideología de este organismo, es brindar las condiciones idóneas —becas, infraestructura, tecnología— que garantice la inclusión de aquellos que se encuentren impedidos por circunstancias físicas, de posibilitarse a concluir su carrera ocupacional y ser un individuo profesionalmente productivo. Como todos deseamos.
LO OSCURO. Ya teníamos arsenal dispuesto y apuntando hacia el imberbe, imbécil y otro par de adjetivos que la Real Academia Española permite en el uso del vocabulario para señalar a quienes con el uso de la boca, rebuznan.
No sería para menos, cuando el dueño del Certamen Internacional Miss Universo, de nombre Donald Trump habría encasillado en más que un par de adjetivos que nos califican como indeseables, en la vasta experiencia del pre candidato a la Presidencia de los Estados Unidos.
El Republicano, en su juego de palabras y buscando atraer un gran número de electorado —que pinta en el extremo conservador de USA—, el magnate habría señalado al mexicano en general como (sic) “Nos traen droga, nos traen crimen, son violadores…”.
Este es un asunto ya de todos conocido; a excepción del gracioso descarte que funcionarios como el Secretario de Relaciones Exteriores José Antonio Meade, al igual que el góber del Edomex, Eruviel Ávila, señalarían como ajeno a su individualidad. Pues juzgan las expresiones de Trump, como referencia exacta a los que cruzan la frontera de ‘wetbacks’ (mojados).
No señor; no están hablando de los mexicanos migrantes. Están hablando de mí, de usted, de nosotros…
He ahí el agravio.
Pero poco margen de maniobra deja el ex presidente Calderón, al tomar otra defensa que tampoco a él le competía.
La máxima juarista, establece el respeto a la autonomía de los pueblos. O sea, que en su territorio puede decir y hacer lo que le venga en gana.
Entonces, nos obligaría la ‘defensa heroica’ que hace Calderón del pueblo venezolano, a callar la opinión sobre las estupideces que Trump deslizó sobre México.
“Agradezco a Nicolás Maduro que me declare ‘persona non-grata’. Viniendo de él, es un honor para mí. Grave sería ser grato para un déspota”, arremete el expresidente de nuestro país sobre el dictamen que emitieran la Asamblea Nacional de Venezuela, ante su prolijo protagonismo en redes sociales, que a raíz de un partido de fútbol de la Copa América, dijera el ex mandatario “…qué juego tan sucio el del equipo de Venezuela. Parece que los entrenó Maduro”.
Lo que en palabras llanas, la investidura que detenta como ex mandatario, le pone en calidad de una vocería del pueblo mexicano.
Y ahora, ¿con qué calidad moral le podríamos decir a Trump: Cállate chachalaca”?
Deja de ser pecado de la ‘bocaza’ de Calderón exclusivamente. Ahora es pecado compartido, que nos impide señalar la paja en el ojo ajeno…
COLOFÓN: A Tambor, le explicaba su madre, en la popular cinta Bambi: “si al hablar, no has de halagar…será mejor callar”. Haiga sido…como haiga sido.
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