El escenario era una conferencia de prensa que tenía como sede a Nuevo Laredo, durante una de esas cabalgatas que acostumbraban organizar los ex gobernadores de Tamaulipas.
En una zona rural de ese municipio, en los límites con el Estado de Coahuila, el entonces jefe del Ejecutivo del mismo, Humberto Moreira, siempre pintoresco en el lenguaje y acciones, soltó una de sus usuales andanadas verbales que le caracterizaban para criticar al gobierno federal, entonces en manos del Partido Acción Nacional.
“Con esta gente”, dijo, “los gobernadores estamos como los perros de rancho. Cuando hay pelea nos sueltan y cuando hay comida nos amarran”.
Tal vez se preguntará usted a qué obedece recordar esa anécdota del coahuilense.
Sucede que algo parecido está viviendo desde ahora el Instituto Estatal Electoral de Tamaulipas en lo relativo a la organización y control del proceso en ese terreno que culminará en el 2016 con el relevo del Gobernador, de 43 alcaldes y de 22 diputados locales por voto directo.
Para decirlo en palabras sencillas: al IETAM le tocará realizar el trabajo de trinchera y ensuciarse la ropa, mientras al Instituto Nacional Electoral le corresponderá desde sus cómodas oficinas, entre otras cosas, manejar las prerrogativas –el dinero pues– y desempeñar el papel de Santa Clos en el reparto de spots y publicidad de partidos y candidatos.
Apegados al pasaje citado por Moreira, al IETAM lo soltarán para pelearse ferozmente con los protagonistas de ese ejercicio cívico, mientras que el rol de generoso bienhechor –el disfrute de la comida– se lo adjudicará el INE.
Y no sólo en esos aspectos el Instituto Estatal Electoral parece encaminado a ceñirse al papel de escribano de su pariente rico. Dos casos más demuestran que al organismo local actuará, además de pariente pobre, como la firma que legitime los resultados, pero no la que controle el proceso.
Juzgue usted si no es así.
La designación de los consejeros que integrarán al IETAM también es facultad del INE, en una medida que al parecer busca alejar la posibilidad de que haya “mano negra” local en esa definición, pero a cambio lo que hace es darle a los partidos el poder casi pleno en ese terreno, porque el filtro final son los consejeros del organismo federal.
No acaba allí el sometimiento.
El Instituto Nacional Electoral tiene la atribución de atraer la organización de un proceso local –gobernador, alcalde o diputados– si considera que la autoridad estatal no tiene capacidad para hacerlo o si percibe que los problemas pueden rebasar a la misma. En una frase, el poder casi absoluto.
Así que la pregunta personal después de exponer todo esto, podría ser:
¿Para qué diablos mantienen al IETAM como organismo autónomo y con personalidad jurídica propia, si el INE es el que decide prácticamente todo?
En verdad estoy convencido de que en la actuación del IETAM no puede haber tonos medios. Al igual que existe la certeza de que no pueden haber medias embarazadas, tampoco se puede decir que las autoridades electorales locales medio operan y medio controlan.
Y también debo estar medio loco, porque si todo esto es ya ley aprobada, no sé para que pierdo el tiempo y se lo hago perder a usted con estos devaneos mentales…
FACTOR DE SUPERVIVENCIA
Siempre ha sido una premisa incuestionable que la educación es el mayor pilar del desarrollo, sin importar cuál sea su ámbito.
Sin ánimo de restarle importancia a esa verdad, lo que vale la pena agregar es que ese desarrollo es un logro a mediano y largo plazo. Tarda, pues.
No sucede lo mismo con la salud, que posee un valor inmediato. Es un factor no sólo de desarrollo, sino que también es un factor de supervivencia y de dignidad.
Por eso me parece tan valioso el esfuerzo estatal para fortalecer los servicios médicos para los tamaulipecos a través de una inversión de más de 2 mil millones 658 mil pesos, que se concretan en tres compromisos presidenciales. Mi gratitud como ciudadano para los gobiernos federal y estatal.
Brindo por eso, aprovechando que a la hora de escribir estas líneas, brindaba por todos los padres de familia del mundo…
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