De acuerdo con la ruta trazada por el PRI, en enero el Comité Ejecutivo Nacional lanzará la convocatoria para elegir a su candidato a Gobernador de Tamaulipas.
Con junio prácticamente terminado, podemos decir que faltan apenas poco más de seis meses para que se conozca quién será el abanderado tricolor.
Y conociendo los usos y costumbres de ese partido, podemos pronosticar que antes de octubre ya debe haber señales más claras para que el abultado grupo de aspirantes se achique y queden dos o tres finalistas de cara al 2016.
Antes de eso, vendrán definiciones importantes: la renovación de la dirigencia nacional del PRI y el reparto de comisiones en San Lázaro.
Esos dos factores bien podrían incidir en el desarrollo de la lucha por la candidatura.
Es casi un hecho que el actual presidente nacional del PRI, César Camacho, será el líder de su bancada, y la lógica dicta que para Baltazar Hinojosa también habrá una posición importante en el Congreso, acaso como Presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público, desde donde se garantizaría una línea directa con Luis Videgaray.
Ya se ha dicho que los resultados del 7 de junio reacomodaron el tablero de modo que dieron entrada a jugadores a quienes muchos no tenían del todo considerados.
Es el caso de Édgar Melhem, quien ayer estuvo en Matamoros para agradecer una vez más a la estructura que lo hizo el segundo candidato priista de todo el país con mayor diferencia respecto a su perseguidor más cercano.
Cuando el ahora diputado electo asumió la delegación federal de Sedesol se le acusó muchas veces de acelerarse y poner la mira en el 2016 antes de tiempo.
Quizás por eso ahora avanza con más prudencia. Pero avanza…
Aunque insiste en que en estos momentos su prioridad es empaparse del trabajo legislativo, que por cierto supone un nuevo reto con la pronta discusión del presupuesto base cero, reconoce que los resultados de la elección le dan derecho de levantar la mano y pedir una oportunidad.
Por lo pronto, de los diputados electos es quien ha tenido más actividad después de recibir su constancia de mayoría.
Su obsesión siguen siendo tres temas: el presupuesto, la seguridad y el campo.
Así se lo dijo ayer a un grupo de reporteros en una rueda de prensa que ofreció en el Hotel Jardín.
Lo que son las cosas, un par de horas después, en el mismo sitio se desarrollaba una reunión que por fuerza levanta muchas suspicacias.
En una mesa del restaurante se sentaron a platicar el exalcalde Erick Silva, y Pedro Etienne, hermano y operador en jefe del alcalde de Victoria, Alejandro Etienne.
Habría que ser ingenuos para pensar que el encuentro fue meramente personal. Como ya se sabe, el edil capitalino lleva tiempo picando piedra en la frontera para echarse a la bolsa a los grupos de la región.
Y nadie puede negar que, a pesar de todo, el de Silva tiene peso específico en la operación política.
Lo que sabemos de Erick es que quiere volver a ser Alcalde de Matamoros…y lo que sabemos de Alejandro es que quiere ser Gobernador.
El problema del primero es que tiene serios líos con la justicia de Estados Unidos; y la bronca del segundo es que el resultado de la elección en su municipio fue desastroso para el PRI.
Pero ya se sabe que en política (sobre todo en la tamaulipeca) nada está escrito.
¿Estamos ante el nacimiento de otra de esas alianzas extrañas a las que últimamente nos han acostumbrado los protagonistas de la vida pública local?
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