1.- El próximo domingo 28 se cumplirá un año más del crimen de Rodolfo Torre, y las investigaciones no aclaran aún las causas del homicidio, y quiénes fueron sus protagonistas. Sobre los crímenes políticos del pasado, existe una vieja tradición de sospechas y rumores.
2.- La verdad sobre los móviles implicados se desvanece con el tiempo, y nunca llegan las investigaciones a descubrir el oscuro misterio de las conjuras y confabulaciones. Esta impotencia por llegar al fondo de la verdad enrarece al ambiente, y satura de frustración a la mayoría de los ciudadanos.
3.- El evidente desinterés con que se han efectuado las investigaciones, me recuerda aquel aforismo de William Shakespeare que dice: “el tiempo lleva una bolsa a las espaldas, donde recoge las limosnas del olvido”.
4.- Los casos de John F. Kennedy en Norteamérica, Camilo Cien Fuegos en Cuba y Olof Palme en Suecia, son algunos de los muchos crímenes que sobre mil sospechas se han sepultado. En México existen los antecedente de Rubén Jaramillo, Carlos Madrazo, Manuel Buendía, Carlos Loret de Mola, Luis Donaldo Colosio, Camilo Mouriño y muchos otros, que el tiempo ha ayudado a enterrar.
5.- En el fondo de los grandes crímenes políticos, existe una verdad que todos los ciudadanos exigimos conocer, pero que el Estado no ha podido o no ha querido revelar. Quizá porque considera que los mexicanos carecemos de serenidad y madurez para afrontarla. De cualquier manera, esto contribuye a la gran montaña de rumores, y disminuye los niveles de confianza del pueblo hacia las autoridades.
6.- Hasta el momento, el resultado de las investigaciones iniciales sobre el asesinato del doctor Rodolfo Torre no convence a nadie, y el camino que llevan tampoco se considera el más adecuado. La información que las autoridades judiciales han proporcionado es incluso, de menos calidad que la que los propios medios de difusión han recabado por su cuenta.
7.- El ambiente actual de desconfianza popular hacia las investigaciones judiciales, como hacia otras acciones del Gobierno, no es ni gratuito ni espontáneo. Es consecuencia de la larga relación de desencuentros entre los ciudadanos y el Gobierno federal, fundados en el hecho de que la desinformación, las verdades a medias e incluso la mentira, han nutrido muchas de las declaraciones oficiales.
8.- El esclarecimiento real y total del crimen del Dr. Rodolfo Torre, es una ocasión propicia para que la verdad vuelva a ser la sustancia que dé contenido a un nuevo trato entre la autoridad y el pueblo. Un trato serio, respetuoso y sin manipulaciones, ocultamientos o maquillaje sobre la verdad.
9.- El dramático fin de Rodolfo Torre, marca un episodio funesto en la vida de Tamaulipas, un capítulo que enseña que el crimen sí paga, que la perversa tecnocracia que detenta el poder federal, el dinero y la fuerza, seguirán manipulando el hambre y el orgullo de los mexicanos, sin que ninguna esperanza de cambio aparezca en el horizonte.