WASHINGTON, DC.- La Corte Suprema de Estados Unidos declaró constitucional la inyección letal como método de ejecución, cuestionada luego de que se registraran varias ejecuciones largas y difíciles.
De los nueve jueces, cinco estimaron que las demandas de condenados a muerte en Oklahoma no demostraron un riesgo sustancial de sufrimiento en el caso del uso de midazolam, un ansiolítico, para ejecutar a un prisionero.
Por lo cual, encontraron que este método estaba conforme a la Octava Enmienda, que prohíbe los sufrimientos crueles e inhabituales.
La discusión sobre este tipo de droga llegó a la máxima autoridad legal después de que un grupo de condenados a la pena de muerte hubiera contestado la decisión del uso de este sedante, argumentando que no se puede confiar plenamente en que deje inconsciente al reo antes de ser ejecutado.
Esta droga se da para hacer que el preso se relaje antes de que se le den otras dos compuestos que paralizan a la persona y después provocan la parada cardiaca.
«Los presos no identificaron un método de ejecución disponible y alternativo que implique un significativo menor riesgo de sufrimiento», dijo el juez Samuel Alito al leer la decisión de la mayoría.
En rigor, la cuestión que estudiaba la Corte Suprema se centraba en la constitucionalidad del midazolam, un ansiolítico utilizado para dejar inconsciente al condenado antes de administrar el producto letal.
Pero en la audiencia del 29 de abril así como en la decisión de este lunes, el debate giró en torno a la inyección letal en general, aprobada hace siete años por esta misma corte, y el futuro de la pena capital en Estados Unidos.
Dos jueces sostuvieron que ya era hora de hacerse una pregunta básica.
«¿Es que la propia pena de muerte es constitucional?», lanzó el juez Stephen Breyer, quien dijo hablar por él y su colega Ruth Ginsburg.
Confirmando la gran controversia que rodea a este tema, el juez ultraconservador Antonin Scalia replicó en la sala del tribunal que a diferencia del matrimonio gay, la pena de muerte está aprobada por la Constitución.
Con esta decisión, el Supremo abre la puerta a que Oklahoma ejecute a Richard Glossip, John Grant y Benjamin Cole, los presos que interpusieron la demanda.
Además Oklahoma, Florida y Ohio podrán reanudar ahora sus ejecuciones con inyecciones letales de midazolam, paralizadas desde enero, mientras que Alabama, Virginia, Luisiana o Kentucky tienen luz verde para utilizarlo por primera vez.
En enero pasado, Dennis McGuire, de 43 años y condenado a muerte por la violación y el asesinato en 1989 de la recién casada y embarazada Joy Stewart, demoró casi 25 minutos en morir después de que se la inyección del sedante midazolam y el narcótico hidromorfona.
En abril, Clayton Lockett, de 38 años y condenado por la violación y el asesinato de Stephanie Neiman, murió de un ataque cardíaco 43 minutos después de que se le administrara una combinación de químicos, incluido midazolam.
Tres meses después sucedió algo similar con Joseph Wood, de 55 años, condenado a la pena capital por los asesinatos en 1989 de su pareja y el padre de ella, que murió una hora y 57 minutos después de que comenzara la inyección.
Otros estados como Texas y Misuri, los que más aplican la pena capital, usan pentobarbital como sedante, un componente que hasta la fecha no ha dado problemas pero que el resto no ha podido conseguir.
Los estados empezaron a utilizar este sedante en 2013, cuando los proveedores europeos de componentes para la inyección legal se negaron a seguir vendiendo sus productos con ese fin.
