7 diciembre, 2025

7 diciembre, 2025

Es Martínez y Martínez

Golpe a golpe

La disputa por la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) priista a renovarse en agosto próximo podría tornarse harto complicada, puesto que Manlio Fabio Beltrones Rivera desde hace meses viene reclamando ‘su’ derecho sucesorio.

Y más ahora cuando está cercana la conclusión de su mandato, allá en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

De ahí que, desde ahora, el Consejo Político Nacional (CPN) insinúe que el método al que recurriría para elegir al relevo, sería la asamblea de consejeros políticos.

Esto para evitar confrontaciones, como quizás sí las habría al acudir a una elección directa de la base militante o una asamblea nacional, que, por cierto, igual las contemplan los estatutos partidistas.

La ‘línea’ marcada (obviamente) pretendería evitar que el sonorense se aferre a su pretensión de cobrarle la factura al señor de Los Pinos por (en 2011) haber declinado a su aspiración de la candidatura presidencial, que tal vez Enrique Peña Nieto ya dio por pagada con haberlo convertido en diputado federal (implícitamente en pastor de la bancada priista) y con una curul federal plurinominal para su hija: Sylvana Beltrones Sánchez.

Con ello además el CPN les limpiaría el camino a otros aspirantes al relevo, como son Enrique Martínez y Martínez, Alfonso Navarrete Prida y Miguel Ángel Osorio Chong.

El (aún) titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) aparece como favorito en la lucha interpartidista, mientras los secretarios del Trabajo y Gobernación figuran no por su interés unipersonal, sino porque así le convendría al tricolor pa’ poner un dique a la corriente priista que se la juega con Manlio Fabio.

 

¿El relevo?

Enrique Martínez y Martínez nació en Saltillo, Coahuila (noviembre 10 de 1948); cursó estudios de educación primaria en la escuela anexa a la Normal y de secundaria en el Ateneo Fuente; el bachillerato lo realizó en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), donde también cursó la Licenciatura en Economía.

Ha sido gobernador de Coahuila, secretario General de Gobierno en la misma entidad, director de Ingresos y Egresos de la Tesorería estatal; presidente municipal de Saltillo y diputado federal en dos ocasiones, entre otros cargos.

También fue director y catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAC), maestro en la Universidad Autónoma Agraria ‘Antonio Narro’, y ocupó la presidencia del Instituto de Administración Pública del estado de Coahuila.

En 2005 se presentó como aspirante a la candidatura de su partido a la Presidencia de la República, como integrante de ‘Todos Unidos con México’ (Tucom) –muchas veces parodiado como ‘Todos Unidos Contra Madrazo’–, e impulsado por un grupo de empresarios y la organización ‘Juventud aliada de Enrique Martínez’, pero no obtuvo la postulación de este grupo, que finalmente quedó en manos de Arturo Montiel.

En julio-agosto de 2007fue nombrado delegado del Comité Ejecutivo Nacional en el Estado de México, donde colaboró con el entonces gobernador Enrique Peña Nieto.

El 30 de noviembre de 2012 fue nombrado Secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación.

 

Manlio Fabio

Tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta –ocurrido en marzo 23 de 1994, en la populosa colonia Lomas Taurinas de Tijuana, Baja California–, Manlio Fabio Beltrones Rivera tuvo la oportunidad más clara en su vida de convertirse en candidato presidencial.

Pero rehusó la oferta.

Y él mismo propuso que al relevo entrara Ernesto Zedillo Ponce de León.

Ahí están los archivos periodísticos que no admiten lugar a dudas.

En 2011 volvió a declinar en su aspiración, dejando libre el camino a Enrique Peña Nieto.

Y ahora que intenta presidir al CEN de su partido –el Revolucionario Institucional–, para de ahí buscar la candidatura presidencial en el 2018, las puertas parecen cerrársele.

Por esto: su declinación primaria, de ningún modo nos extrañó a los analistas políticos –y es que su actitud en esos últimos días asomaba claramente indiferencia ante la justa selectiva priista–, pero decepcionó a los grupos que secundaron su temprano interés de buscar la candidatura presidencial.

Sobre todo porque tenía más experiencia administrativa que Enrique Peña Nieto. Y más oficio político, como lo aseguraron quienes dedicados están a la medición de ambos ejercicios.

Sin embargo Manlio Fabio adujo haber tomado su determinación en aras de la unidad tricolor y, sobre todo, para contribuir (él dice) al retorno del PRI a la residencia oficial de Los Pinos.

Pero difícilmente hubo quien creyera en sus palabras.

Y no porque renunciar a la aspiración de dirigir el destino de México durante seis años –teniendo los atributos y cualidades para ello, las vías legales a su alcance, la estructura partidista y la simpatía ciudadana–, el conglomerado social lo considerara una cobardía, más que reconocer en su determinación un desplante para garantizar la estabilidad política no sólo hacia el interior del Revolucionario Institucional, sino de la Patria misma, tan cansada ya de los mentados gobiernos del cambio.

Que Beltrones Rivera no era la mejor opción, tiempo de sobra hubo para disuadirlo de su pretensión.

Y nadie pudo lograrlo.

Por el contrario, inclusive, dentro y fuera del país hubo expresiones de apoyo a su aspiración.

Incluso el mismo Peña Nieto reconoció que Beltrones Rivera era un político valioso del tricolor –mucho más que muchos otros–, y “digno aspirante a la candidatura presidencial priista”.

Entonces, ¿qué pasó?

Él, a solas, tomó la decisión de declinar.

No sé, todavía, si para bien o para mal.

Lo cierto es que se aparta del camino cuando sus simpatizantes no se lo esperaban –sí los analistas políticos–, arguyendo que se retiró por el bien nacional.

¡Bah! ¿Así de fácil?

No lo creo –y sé que Usted tampoco–, por lo que aún deduzco que hubo un trasfondo más peliagudo en el asunto.

Tanto que se le pudo convencer de abandonar la contienda, siendo que Manlio Fabio no tiene en su pasado mancha mala en lo político.

Por el contrario, él abrevó en don Fernando Gutiérrez Barrios (qepd) todo su aprendizaje y lo ha practicado a la perfección.

Es decir, los entretelones del poder los conoce y maneja como pocos.

Incluso, fue la segunda ocasión en que rehúsa buscar la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos.

La primera vez en que declinó fue en 1994 –tras el homicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta–, cuando en su casa de la Ciudad de México un grupo de gobernadores, senadores, diputados federales y secretarios del gabinete del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, le ofrecieron ser candidato presidencial sustituto.

Manlio Fabio se negó –y ahí están los archivos hemerográficos que no admiten lugar a dudas–, sugiriendo a Ernesto Zedillo Ponce de León como abanderado.

En aquella época mucho se especuló acerca de su decisión, pues en el momento Beltrones Rivera estaba considerado el gobernador (de Sonora) más influyente de México –incluso el político más fuerte, sobre los secretarios del gabinete federal–, y haber rechazado la oferta lo hizo aparecer como un político mexicano ejemplar.

Visto a la distancia, el desplante del sonorense aún no se ha definido del todo.

Por eso tampoco podría determinarse con precisión qué motivos tuvo para el lunes 21 de noviembre de este 2011, por la tarde-noche, hacer pública su segunda declinación en la oferta que estuvo en sus manos de acceder a la candidatura presidencial priista.

¿Qué hay de fondo?

¿Por qué se rajó Manlio?

Sólo él lo sabe.

Lo cierto es que como él, hay contados políticos con tantos méritos.

Lamentablemente hoy las puertas se le cierran y es difícil que logre su objetivo de relevar a César Octavio Camacho Quiroz.

 

Respuesta tardía

Hasta donde sé, el Gobierno Federal ya decidió fortalecer los operativos permanentes de combate a la delincuencia organizada –por presiones del Tío Sam, cierto–, y en la nueva acometida podrían intervenir agentes estadounidenses, pues para el desmantelamiento de los cárteles sólo se lograría si los dos países conjuntan esfuerzos.

En cuanto a la disposición que esta vez muestra la Federación, debo advertir que ya era tiempo de que les cayera el veinte allá en Los Pinos y dejaran al margen la lucha estéril por imponer jerarquías, colocando en última instancia la seguridad y tranquilidad de la población.

Sé que hubo la necesidad de que hiciera crisis esta problemática delincuencial y se convirtiera en noticia diaria para que la Unión Americana obligara al señor de Los Pinos a reconocer que en todo el país ya estaban prendidos los focos rojos.

Por tanto, es recomendable que las elites policíacas federales ya se apliquen a fondo.

 

Vehículos oficiales

La contralora gubernamental, Silva Cavazos Lliteras, ha dicho que el uso de vehículos oficiales en los fines de semana o días de asueto forma parte de una prestación laboral a la que tienen derecho los burócratas.

En verdad ignoro cuáles sean las cláusulas de ese contrato, pero sé de la inconformidad que existe entre la población porque hay choferes al volante de los automotores oficiales que hacen mal uso de ellos.

No sólo los sábados y domingos, que son los días en que provocan más accidentes viales, según las estadísticas mediáticas.

También abusan de lunes a viernes, por la mañana, cuando salen a dejar a la escuela a los hijos de sus patrones –responsables directos del resguardo de vehículos–, y pasado el mediodía (al recogerlos), ya que al amparo de su influyentismo no respetan señales de tránsito, invaden los carriles contrarios, se estacionan donde les da la gana, exhiben armas al paso de los alumnos y, lo peor, hasta dejan conducir a huercos menores de 18 años.

Todo esto lo podemos observar diariamente sobre la calle Veracruz, entre el 9 y 13 (aquí en Ciudad Victoria) o allá por el 16, pasando lo que fue el Libramiento Naciones Unidas.

Es fácil observar a los chóferes cometiendo esos excesos.

De ahí mi pregunta:

¿También es una prestación laboral que esos vehículos oficiales se utilicen como transporte escolar?

La interrogante amerita una respuesta convincente, ¿o no?

Y, por supuesto, malo sería un encubrimiento.

 

Resultado final

La renovación estructural del Comité Directo Estatal (CDE) priista, podría darse en agosto próximo, tras el cambio de presidente del CEN.

Y según dicen en la misma sede tricolor Rafael González Benavides sería confirmado en la presidencia.

Pero habría otros funcionarios en la lista que coordinan distintas áreas o encabezan organismos adherentes cuya remoción es inminente sin provocar mayor impacto.

De cualquier forma esta asignatura habrá de resolverse en unos días más, pues en la primera semana de septiembre próximo dará inicio formalmente el proceso electoral del 2016.

Con esa renovación de cuadros directivos a nivel estatal, incluso, se daría mayor vitalidad al PRI, certidumbre a su militancia y hasta se marcaría el nuevo rumbo político-electoral, ahora que la mentada gran familia revolucionaria anda alegre por los resultados de la última justa.

Cierto es que para jugar fuerte en el proceso electoral del 2016 –en que serán renovados el Congreso del Estado y los 43 ayuntamientos de la geografía tamaulipeca, además del Poder Ejecutivo–, aún hay tiempo.

Pero también mucho por hacer.

 

Primero, la disciplina

La necesidad de reorganizar al partido, igual encuentra sustento en los desajustes que atraviesan algunos de sus comités municipales, pues la indisciplina, insubordinación, controversia y ‘los madruguetes’ se han vuelto cosa cotidiana.

Eso ya lo detectó Rafael González Benavides, por lo que ha llamado a no acelerarse con el rollo de las candidaturas –lo que en otra lectura se estima como un alto al futurismo–, pues todavía está lejana la etapa en que habrá de ocuparse en ello.

Por otro lado, debe tomarse en cuenta la inconformidad que persiste entre decenas de los priistas que colaboraron en las campañas y siguen reclamando el pago de honorarios, viáticos, apoyos prometidos y empleos ofertados, pues en su denuncia advierten la sospecha de que los recursos no se aplicaron en los lugares correctos.

Por ello es imperioso el cambio.

No para enjuiciar a quienes se van, sino para fortalecer al tricolor en aras de que conserve la supremacía política estatal la elección del año próximo.

 

Planeación y política

“No hagas nada sin considerar las consecuencias”.

Esta sentencia la encontramos en más de una fábula de las escritas por Esopo a finales del siglo VI (a.C.)…

Y en la actualidad se mantiene vigente.

Manejar la fortuna con cuidado y planificar el futuro a largo plazo es, sin lugar a dudas, un excelente criterio en el que deben abrevar los políticos contemporáneos.

Sobre todo cuando quieren recorrer el camino de principio a fin.

Todas las inherencias, obstáculos y giros del azar no pueden dejarse al margen cuando se es profesional en los asuntos del poder.

La idea central es manejar las circunstancias e impedir que éstas sean las que determinen el rumbo a seguir.

Parte del éxito de una estrategia radica en considerar anticipadamente los posibles escenarios y, en función de ello, es menester actuar.

La improvisación, está más que visto, sólo es un asunto que en forma inevitable en el corto o mediano plazo conduce al fracaso.

Y como decía Carl Von Klausewitz: “Hay muy pocos hombres, y constituyen las excepciones, capaces de sentir y pensar más allá del momento presente”.

La falta de planeación, por otro lado, significa un grave problema que pudiera llevar al caos cualquier empresa individual o colectiva.

Pero igual de nefasto es que aun cuando existen previsiones –en tanto que el pensamiento trascendió lo inmediato–, los encargados de atender una misión y una visión a largo plazo sean los mismos que ponen en crisis lo establecido.

Por eso y más el gobernador Egidio Torre Cantú merece un voto de confianza.

Sobre todo cuando es preocupación suya sacar del marasmo a las distintas áreas que no han funcionado correctamente merced a la incapacidad de sus aún titulares o encargados del despacho.

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