En las caballerizas del hipódromo estatal con miras al hándicap del 2016 para alcanzar la candidatura gubernamental priista, asoman equinos que desde ahora se consideran favoritos.
Unos porque el hipódromo lo opera a su libre arbitrio el señor de Los Pinos y según ellos, mantienen relación cercana con él; otros porque son los que más se han placeado en la entidad –con o sin permiso de su jefe político–, y los menos por querer emular al mentado ‘Bronco’ neoleonés.
Sin embargo se vislumbra la presencia de un caballo negro.
Y eso pone inquietos a los más acelerados con el rejuego sucesorio.
Sobre todo, cuando entienden que el calificativo de caballo negro se otorga regularmente a un personaje relativamente desconocido con poca oportunidad de éxito, pero aún bajo ese entendido resultaría nominado al cargo por un partido político para contender por un cargo público.
Esta situación se da cuando es difícil alcanzar consenso en favor de uno de los precandidatos principales, por lo que los altos mandos priistas pueden, de repente, cambiar su apoyo hacia un caballo negro y hacerlo candidato con, sin y a pesar de lo que opinen los amos de otras cuadras partidistas.
El calificativo de caballo negro, fue extraído de la novela ‘The Young Duke’ de Benjamín Disraeli (1931), que hacía referencia a un corcel que nunca era considerado entre los primeros de las listas, pero que en cierta ocasión corrió más allá de la tribuna en un triunfo dramático.
Haciendo un parangón entre los aspirantes priistas (a la candidatura sexenal), ubique usted al que sería el caballo negro.
Y le aseguro que sí lo hay.
¿Cuál disciplina?
La disciplina que a sus cuadros tanto reclaman las cúpulas partidistas, de ningún modo podría detener los conflictos internos en diez órganos con registro oficial, pues son los aspirantes a las diputaciones locales de mayoría relativa y a los ayuntamientos, precisamente, quienes más se auto promueven en los medios de comunicación masiva en busca de la notoriedad que convalide sus prematuros destapes.
Unos lo hacen de manera abierta (abordando temas inherentes a su actividad actual) y otros con cautela –usted ya lo habrá notado–, pero lo cierto es que la raza anda muy alborotada con el proceso comicial del año próximo para elegir en Tamaulipas gobernador, legisladores locales y ayuntamientos.
Los aceleres, incluso, podrían subir de intensidad a partir de agosto próximo –una vez pasada la euforia con que se suele comentar la embriaguez del asueto veraniego–, por lo que no debiera resultar extraño que a partir de entonces arrecien las zancadillas, los golpes bajos y todo lo inherente al juego sucio de la política.
Sobre todo porque de por vida ha sido natural que quienes aspiran acceder a la gubernatura estatal, Congreso del Estado y presidencias municipales y resultan mentados en los medios de comunicación masiva –e incluso tomados en cuenta por la opinión pública–, antepongan el protagonismo a su responsabilidad inmediata, trátese en el sector público como en el privado.
De ahí, entonces, que en los membretes no exista motivo alguno para tratar de disfrazar el proselitismo de sus cuadros con una falsa disciplina, pues hay que entender que el futurismo es algo natural en toda víspera de procesos comiciales y que las calenturas del momento deben ser consideradas, literalmente, simples calenturas.
Así lo confirma el hecho de que en las últimas semanas se hayan dado destapes a granel.
Algunos motivados por los mismos aspirantes y el resto surgidos por obra y gracia de los panegiristas de éstos, pero al final de cuentas todos y cada uno han aceptado, en público o en lo oscurito, su anhelo de jugar como candidatos en la contienda.
Es más, a las listas primarias se han agregado otros nombres cuya falsa disciplina los obligaba a no manifestar abiertamente su aspiración.
Pero, repito, a estas alturas ya todo el sector político está atrapado por la fiebre comicial.
Maestros aviadores
Según el Instituto Nacional de Geografía e Informática (Inegi), en México sólo están frente a grupo 978 mil 118 maestros, de los 2 millones 247 mil 279 trabajadores (con base) que cobran en el sistema educativo (y hasta eso jugosos salarios), por lo que supongo que en su mayoría son los que más arengan la asonada magisterial.
No por desconocimiento de la nueva reglamentación. Pero tal vez sí, al saberse incapaces de aprobar los exámenes realizados por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (Inee).
De ahí que la cobertura docente en los 207 mil 682 planteles, no sea la adecuada.
Al menos no para atender a los 23 millones 562 mil 183 alumnos del nivel básico, distribuidos en 207 mil 682 escuelas.
Pero aún así los mentores se niegan a actualizarse y han ganado la calle para amenazar al supremo gobierno, con el rollo de que echa para atrás el programa de evaluación o no habrá clases al iniciar el período escolar 2015-16.
¿Por qué se les tolera tanto?
Confrontación al día
En la entidad el Partido Acción Nacional (PAN) opera ya una estrategia de confrontación política; y entre sus objetivos primarios, según se advierte, es ignorar todo llamado a impulsar un proceso comicial de altura, propositivo y de respeto.
Ahí tiene usted, por ejemplo, la actitud pendenciera de Francisco García Cabeza de Vaca, que en el escándalo y la diatriba finca su ilusión de obtener la candidatura gubernamental del membrete albiceleste.
Y es que en esta etapa de calentamiento Acción Nacional orienta sus esfuerzos a nulificar al adversario tanto como a la autoridad electoral y al aparato burocrático estatal, utilizando cualquier instrumento o medio a su alcance con fines beligerantes y perversos.
Como defensor (que se hace llamar) de la democracia y el cambio, el senador se muestra tan intransigentes que su verdad depende del cristal con que él mira.
No por ignorancia u omisión, sino tratando de alterar el proceso electoral que apenas inicia, por su afán de pescar a río revuelto.
Los caminos de la civilidad y el respeto no forman parte de su lenguaje. Por el contrario, acostumbrado está a la agresión oral y a la calumnia en tanto sus caprichos no sean cumplidos.
Ya ve usted que no respeta ni a sus mismos jerarcas del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) que aún preside Gustavo Enrique Madero Muñoz, pues la arrogancia es, también, otro de sus atributos.
Lo más lamentable de este caso es la fractura que ya asoma en la nomenclatura albiceleste estatal sin que aparezca quien trate de resanarla, puesto que su llamada clase política anda sudando otras calenturas y poco les interesa si García Cabeza de Vaca acata más las directrices de Ricardo Anaya Cortés (a) ‘El cerillo’ o de su guía estatal, César Augusto Verástegui Ostos.
Métodos de “lucha”
Por cierto, en la batalla intestina que Acción Nacional fragua contra sus oponentes, seguramente aparecerían guías, manuales y decálogos producidos en serie, a fin de que sus mensajes impacten entre el mayor número de individuos y ofendan a políticos antagónicos a través de la mentira y la calumnia.
Este recurso siempre se ha utilizado ante la falta de argumentos, trabajo político y reconocimiento poblacional.
Así, más que procurar la crítica constructiva en torno a una problemática y la superación de la misma, ésta se prejuzga y magnifica con fines electoreros.
La toma de conciencia ciudadana, sin embargo, sucumbe ante los afanes mediáticos de mostrar escenarios limitados, donde todo se circunscribe a lo bueno y lo malo, lo útil e inútil, sin dar mayor mérito a otras maneras de razonar y alcanzar metas porque el maniqueísmo es parte de la identidad que distingue a la militancia albiceleste.
Es una perspectiva pendenciera –paradójicamente va en picada en el contexto estatal y regional–, con la que el PAN busca a toda costa vender cara su participación electoral y demostrar que aún representa la alternativa de transformación por la que tanto ha luchado el pueblo tamaulipeco.
No obstante la irresponsabilidad e incongruencia de esa fuerza beligerante ya ha sido plenamente identificada por los ciudadanos, que, por su parte, esperan el momento (aún lejano) de emitir su veredicto en las urnas, pues es un hecho que los pleitos, escaramuzas, luchas intestinas y llamados a la guerra no fácilmente encuentran eco en una sociedad que se distingue por su tolerancia y pacifismo.
Hay que tomar en cuenta que esta vez, como nunca, los ojos y oídos del electorado estarán atentos al comportamiento de quienes aspiran ser candidatos a gobernador, diputados locales y ediles.
Y es difícil que permanezcan apáticos ante su oferta.
Dentro o fuera de los partidos políticos.
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