Sigo absorto ante la reacción del país (el pueblo) ante el escape de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán de la ‘supuesta’ cárcel más segura de la nación, tengo mi propia teoría de las razones para que los de abajo, los de a pie, los jodidos pero leídos, le den al que debiera ser el villano calidad de héroe; pero seguro cada quien tendrá su teoría.
Así es mis queridos boes, ayer se cumplían ya dos días de la evasión del narco más famoso de México y del mundo, mismo tiempo en que buena parte del país se ha volcado a festejar la burla que su escape significa para el gobierno federal.
Cómo poder entender que el pueblo festeje la huida de El Chapo y la tragedia política que eso significa para el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto al que la mayoría de los mexicanos eligieron para ser la máxima autoridad del país.
Cómo entender también que apenas hace un mes y siete días la mayoría del pueblo le dio al propio presidente el voto de confianza otorgándole la mayoría en el Congreso Federal y la mayoría de las gubernaturas en juego al partido que lo postuló.
Qué le pasa a este pueblo que se alegra de la afrenta que para la administración federal significa la huida de El Chapo, cuando le acaba de brindar su apoyo en las urnas. Es ilógico, es un comportamiento bipolar en masa.
Insisto, ayer seguíamos con el festín de los ‘memes’ en las redes sociales, en los correos electrónicos, en los grupos de Whatsapp, en todos, sin excepción, la figura de El Chapo salía victoriosa y muy maltrecha la del presidente y sus principales colaboradores.
Qué nos pasa como país cuando nos alegramos de que El Chapo se haya escapado si el sinaloense presumía haber matado a unos 3 mil seres humanos, aunque las autoridades mexicanas y gringas consideran que es responsable de unas 70 mil.
Qué nos pasa que nos alegramos como país de que esté nuevamente libre a quien se le atribuye la desaparición de otras 26 mil personas.
Qué nos ha hecho el gobierno como para que defendamos como país (no hablo de mí) a un personaje digno de una película tan sangrienta como el saldo que se le atribuye.
Qué no ha hecho el aparato de comunicación social del gobierno de la República como para que la imagen de un delincuente esté por encima de la de la investidura presidencial y quien la detenta.
Me atrevo a asegurar que somos tema de estudio en otros países, porque nuestro comportamiento bipolar colectivo es tan evidente que espanta.
En el diagnóstico de los estudiosos de nuestro comportamiento colectivo seguro tendrán que entrar términos como: corrupción, cohecho, incapacidad y falta de conducta crítica sostenida.
Habría que ver qué edad mental nos dan como país, porque aseguraría que andamos en pañales en eso que para las sociedades desarrolladas se llama madurez.
En fin, pero porque somos como somos, no pasa en el país lo que tiene que osar cuando ocurren cosas como lo que ocurrió la noche del sábado.
Dos días después no hay una sola renuncia importante, no han rodado las cabezas de las áreas tan importantes como la Seguridad Nacional.
Ayer dijo en rueda de prensa el Secretario Miguel Ángel Osorio Chong que no es el tiempo de renunciar que porque hay que hacerle frente al problema. Que no tenía que pedirle la renuncia al comisionado de seguridad Monte Alejandro Rubido que porque ya corrió a tres que sí tenían que haber hecho algo para evitar la fuga.
Obvio, es México, en esos países donde el pueblo no confunde una tragedia nacional con una oportunidad de linchamiento al gobernante al que acaba de premiar en las elecciones y con un festín en las redes, ya se hubieran ido los dos tres de la rueda de prensa de anoche, pero acá ni siquiera ellos consideraron poner en la mesa del presidente la renuncia.
Es una de las consecuencias de nuestra bipolaridad colectiva, o como en colaboraciones anteriores había referido, es uno de los síntomas de nuestro ‘síndrome de Estocolmo’ marcado por el amor-odio hacia los malos y los menos malos.
Por lo pronto y mientras El Chapo se burla en alguna parte del país o del mundo, ayer se ofrecieron 60 millones de pesos para quien ofrezca información que ayude a su recaptura, se insistió en que todo el peso del Estado está enfocado a ello y que otra vez se cambiará lo que sea necesario para que no vuelva a ocurrir… qué tal.
Los locales sin pilas…
Este fin de semana me llegó un correo en el que alguien que lee este espacio cuestionaba la falta de estrategia de los aspirantes locales a la candidatura del PRI por la gubernatura.
Decía que los actores locales parece que sólo están a la espera de las estrategias de los del centro para seguirlas, como la lucha por la delegación de la SEDESOL federal que ya se le da a Marco Bernal y ya se le quita, mientras que los locales como Alejandro Etenne ‘salivan’ por esa posición o la gente de Toño Martínez.
Supongo que los locales traen estrategia, pero no debe ser tan buena, tan evidente como para que quien me escribe no la perciba y los vea sólo como ‘copiones’… Entonces a ponerse las pilas.
Comentarios: meliton-garcia@hotmail.com
Twitter: @melitong