6 diciembre, 2025

6 diciembre, 2025

Cuadrante político

Basave oxigena a la izquierda

Cuadrante Político

Su biografía lo describe como un intelectual, forjado académicamente en México y en Europa. Me parece que la formación integral de Agustín Basave Benítez, se inscribe dentro de la tradición de la sensibilidad social y la democracia en México. Es producto genuino de las clases medias altas, herederas de la dignidad y el humanismo de los jesuitas criollos.

Esta expresión del pensamiento en nuestro país se ha visto desplazada por los grupos del pragmatismo prianista, hijos bastardos de un modelo neoliberal cojo y desfigurado por las contradicciones internas: la falta de oportunidades en el sistema capitalista, la inseguridad social y los monopolios protegidos a la mexicana, que contradicen la esencia del liberalismo inglés, surgido a finales del siglo XVII en Inglaterra.

Basave Benítez, como todos sabemos, es hijo de Agustín Basave Fernández del Valle, filósofo, escritor, catedrático y jurisconsulto, fallecido en el 2006, cuya patria adoptiva fue Nuevo León, y más específicamente la ciudad de Monterrey, a pesar de que nació en Guadalajara. Indagando un poco en la biografía familiar, nos enteramos que la familia Basave Benítez está integrada por cinco mujeres y dos varones: Emilia Patricia, Cristina, Ana, Marilú, Agustín y José Manuel.

Conocimos personalmente al politólogo mexicano, en los tiempos en que se desempeñaba como Presidente de la Fundación Colosio. Reciente el magnicidio del ex candidato a la presidencia de la república. Muerte atroz, cobarde y despiadada, que a la fecha aún no es esclarecida del todo. Francisco Filizola González y el autor de esta columna solicitamos la entrevista con Basave Benítez y éste nos recibió en sus oficinas de la ciudad de México. AB tenía apenas unos 37 años. Y seguramente confiaba en que, desde esa posición podría hacer realidad algunos de los profundos cambios postulados por su amigo, el sonorense.

Sin embargo, la llegada del régimen zedillista y el reacomodo de las camarillas que siguieron viendo a la democracia como un mar de ambiciones y de apetitos insaciables seguramente desalentaron a Basave. Optó por refugiarse en la academia, aunque sin descuidar su fino olfato político y su visión analítica en torno a los escenarios del poder, sexenal, que se sucedían en el país.

El pasado dos de febrero, Agustín Basave escribió en el Universal, planteamientos que me parecen dignos de reproducir: “El panorama electoral de este año es desolador. La crisis que envuelve a México, por los cuatro costados—es social, económica, política, pero sobre todo moral—va a afectar a los comicios federales”. Las palabras de Basave serían hasta cierto punto premonitorias, por todo lo que ya ha sucedido en materia de corrupción y de opacidad en el seno del régimen peñista.

En dicha columna, Basave también anticipaba el abstencionismo que posteriormente se cumplió en las pasadas elecciones federales de junio: “El desencanto con la democracia es global, a no dudarlo, pero en México se expande a gran velocidad, porque la elite política actúa como que si el problema no existiera”.

Pero, sin duda, su acierto más relevante fue que, profetizó con meridiana precisión, como la preferencia de miles de electores, se inclinaría a favor del Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA conducido por Andrés Manuel López Obrador. “Y no me parece aventurado vaticinar que un porcentaje considerable de los switchers escépticos, mas no anulistas, votará por una opción percibida como distinta y crítica del establishment como es MORENA”.

“Lo que ha sido una desventaja para Andrés Manuel, se convertiría en una ventaja”, advierte y más adelante plantea: “AMLO y MORENA constituyen la única organización que juega dentro del sistema y suena a antisistema, algo atractivo para la vertiente no rupturista, de lo que yo llamo partidoclasia. Una suerte de ambivalencia virtuosa”.

Hasta aquí la transcripción de algunos párrafos de la columna “AMLO y MORENA”, donde Basave le confiere un papel relevante al obradorismo, como agente político, posicionado en el liderazgo opositor.

Ayer, me enteré sobre el proyecto de Basave Benítez, como firme aspirante a la dirigencia del PRD. Su llegada es muy viable, pues está llamado a jugar un papel de enlace y de oxigenación moral entre el obradorismo moreno y lo que queda del perredismo nacional.

Con Basave en la dirigencia del PRD, la izquierda busca reiventarse y reagruparse, tratando de recuperar su posición de aliada de las mayorías ciudadanas en el país. Está claro que con AB en la dirigencia perredista, la posibilidad de que MORENA y el PRD converjan hacia la unidad, y la búsqueda de la presidencia de la república, en el 2018, tiene amplias posibilidades de lograrse.

Obviamente, la cosa no es tan fácil. Y habrá que ver, cómo operaría el nuevo capitán de la izquierda, ante el timón de un barco, zarandeado por vientos huracanados y tempestades.

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