Ya se volvió costumbre que las empresas que se dedican al volanteo casa por casa automóvil por automóvil, abusen con la carga de volantes que reparten muy dramáticamente por todos los rincones de la ciudad. Es un afán de joder a usuarios y habitantes, que son sometidos por el alud de volantes y pegotes que dejan en casas y automóviles. En forma criminal y despiadada, los volantes son aplastados, dejados, abandonados en las puertas y ventanas y en los parabrisas de los automóviles. Abusivos volanteros, que reparten basura por toneladas a domicilio. Se trata de publicidad pagada y loca, que les vale ‘Wilson’ dejar su estela de pegotes y papelería por kilos en casas habitación. El abuso es tal, que en mis dominios donde no se oculta el sol, dejan cuatro o cinco pegotes en las puertas, ya que tengo cuatro puertas y una ventana. Se regocijan tirando basura publicitaria sin que nadie los detenga.
Es necesario reglamentar el volanteo. Un acuerdo para que estos repartidores de basura a domicilio que trabajan para un sinnúmero de empresas chicas y grandes le paren a su pedernal.
Hay un abuso y reteabuso en estos alicantes caniculares que aprovechan que no hay gente en casa para dejar sus colguijos y malagüeros en puertas y ventanas.
Necesario reglamentar esta publicidad tan dañina como la destrucción de la capa de ozono. En países como Italia, Francia y los Estados Unidos, incluyendo el DF, hay un exigente reglamento que aplica fuertes multas a estos vándalos de la publicidad.
Hay que pararles su pedernal, frenarles sus ímpetus de reparto de basura. No es posible soportar más a estos que trabajan para pizzeros, taqueros, cinturitas, masajistas, prestamistas y fondongos, hagan más de las suyas.