1.- La palabra “globalización” proviene del inglés “globalisation”, y con ella se designa la internacionalización de las economías nacionales, para integrar al mundo en una sola unidad económica y un solo gran mercado financiero, monetario, bursátil y comercial que funcione las 24 horas del día. Esa es la ideología que ha aceptado y postulado Enrique Peña Nieto, al cumplir tres años de su gobierno.
2.- Este proceso de control económico se ha visto favorecido por los eficientes instrumentos que ha puesto a sus envicio la tecnología moderna, tales como la informática, los ordenadores, el manejo electrónico del dinero, la internet y por el auge de los medios de comunicación, el transporte y el turismo internacionales.
3.- La globalización no es un fenómeno nuevo. La actual es la más amplia y profunda que se haya hecho en el curso de la historia, pero en el pasado cada imperio impuso también su propia “globalización de la economía”.
4.- Lo hizo el imperio romano, el británico, el español y todos los imperios. Ellos crearon a su imagen semejanza, su propio sistema de comercialización internacional.
5.- Por tanto, la globalización de hoy no es más que la consecuencia del sistema político que vivimos, y que responde a los intereses hegemónico del imperio de Norteamérica, que se expresa principalmente en la “apertura de mercados” y en el “comercio libre”.
6.- La globalización tiene como elementos clave a la empresa trasnacional, y es global el nuevo espacio que reclaman dichos consorcios, para expandirse más y dominar los mercados de los países débiles.
7.- El espacio planetario de hoy es el equivalente a los que fue el espacio estatal en los siglos XVII y XIX, esto es, el escenario de la economía. Sin embargo, la globalización internacional ha significado paradójicamente la fragmentación de los países, por la vía de la profundización de sus diferencias sociales, y la entrega de sus recursos naturales, disfrazada de “reformas estructurales”.
8.- El proceso de la globalización ha acentuado terriblemente la brecha entre pobres y ricos. Son pocos los ganadores y muchos los perdedores. Para poder sobrevivir, las empresas de los países pequeños lo primero que hacen es despedir trabajadores, y reajustar salarios. Son los trabajadores los que pagan el precio de la apertura de las economías. Este es el signo trágico de la globalización.
9.- En el desarrollo de este proceso, el capital ha encontrado su propia “soberanía”. Es libre de moverse internacionalmente. Elige al Estado en el que quiere operar de acuerdo con sus conveniencias, y salta las fronteras nacionales con gran faciliad. En pocos segundos es capaz de transformar su denominación monetaria, y emigrar hacia lugares con mayor posibilidades de ganancias, provocando graves crisis en los países que abandona.
10.- En síntesis, el Estado ha perdido el control sobre su economía frente al dominio globalizado del capital y. consecuentemente, su capacidad para diseñar políticas económicas o monetarias independientes. En la globalización, el mercado lo es todo, el Estado no cuenta y el ciudadano es un simple número en las estadísticas.