México, D.F.-Peñalosa, que ya fue alcalde de Bogotá en el periodo 1998-200 e iniciará su nuevo mandato el próximo 1 de enero, acordó con el jefe de Estado «trabajar juntos por el futuro de la capital», según escribió Santos en su cuenta de Twitter.
«No tenemos ideologías, haremos lo que sea más eficiente», aseguró a medios locales este economista de 61 años y posicionado en el centro-derecha que ha desbancado a la izquierda de la alcaldía de la capital después de doce años.
Peñalosa, que ganó en las elecciones de este domingo con el 33 % de los votos, es el mejor ejemplo del auge de los movimientos independientes en Colombia, que han vencido en cinco de las seis principales capitales del país: Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga y Cartagena.
El alcalde electo también adelantó hoy que derogará un decreto de renovación urbana que permite edificaciones de altura ilimitada, porque considera que su impacto no es positivo, y que procurará que no regresen los festejos taurinos a Bogotá.
«Siento que es el deseo de la inmensa mayoría de los ciudadanos», explicó.
Peñalosa pretende demostrar que tomará decisiones que apoyen la mayoría y no una determinada ideología. «El alcalde no va a hacer política con la Alcaldía, sino el trabajo mas gerencial», prometió nada más conocer su triunfo.
Proceder de un movimiento independiente le otorga al regidor electo de Bogotá una libertad especial a la hora de hacer pactos que no tienen quienes proceden de partidos tradicionales, explicó a Efe el director del Observatorio de Procesos Electorales de la Universidad del Rosario, Yann Basset.
«Muchos políticos no quieren aparecer vinculados a un partido porque eso supone cierta disciplina, de esta forma los partidos pueden apoyar a ciertos personajes (…) Son más libres y pueden apoyar al candidato que quieren», explicó Basset.
Con este experto coincidió hoy el jefe de la misión electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), el expresidente guatemalteco Álvaro Colom.
En unas declaraciones a Efe, Colom consideró «genial» el ascenso de estas nuevas iniciativas, que siguen una «tendencia latinoamericana» que debe interpretarse como una señal de que la población «quiere transformar el sistema político tradicional».
En el caso colombiano, estos movimientos «intentan desmarcarse un poco de los partidos políticos porque no tienen muy buena reputación últimamente, pero en realidad no son políticos muy distintos del resto», apuntó Basset.
Y es que en la mayoría de los casos «tienen amplias trayectorias» y por lo tanto la diferencia con los candidatos tradicionales es su deseo de «adquirir autonomía con respecto a sus partidos de origen».
A la tendencia de independientes se suma la de las coaliciones entre formaciones, fundamentalmente el oficialista Partido de la U, Cambio Radical y Partido Liberal, que en diversas combinaciones consiguieron 25 de los 32 departamentos del país.
Otros aspectos destacados de las elecciones del domingo es la derrota de la izquierda en la Alcaldía de Bogotá, que pierde tras doce años de «problemática experiencia».
«Creo que ha sido un poco de divisiones internas de la izquierda, de peleas internas que han llevado a que se reproduzcan en el seno de la izquierda muchas prácticas de caudillismo, de divisiones, clientelismo e incluso corrupción», sostuvo Basset.
Los pobres resultados de la izquierda que representa el Polo Democrático Alternativo (PDA) no implican, sin embargo, que su participación vaya a ser menor en la implementación de los acuerdos de paz que alcancen el Gobierno y las FARC, precisó el experto.
No solo el PDA salió decepcionado en estas elecciones, pues el partido de derechas Centro Democrático, creado por el expresidente y senador de esta formación Álvaro Uribe, tuvo que asimilar que Medellín y el departamento de Antioquia, sus bastiones, se les escapaban de entre los dedos.
Tanta fue la sorpresa que Uribe ha tardado 24 horas en reaccionar en su cuenta de Twitter, donde agradeció a los candidatos del Centro Democrático por su esfuerzo en las elecciones y advirtió de que sus ideas permanecen «inalteradas» pese a la derrota.