MÉXICO, DF.- Alejandro Fernández es un hombre de palabra. Y no parece dispuesto a romper su compromiso con el público ni ante los avisos de la muerte, con la que “coqueteó” recientemente.
El Potrillo se presentó nuevamente en el Auditorio Nacional, el jueves, luego de suspender dos conciertos en septiembre tras el accidente automovilístico que sufrió, días antes de esas presentaciones.
“Para nosotros, la muerte es una risa, que casi me lleva, la vi cerquita a la huesuda. Y, ¿saben qué? Estaba bien guapa, pero decidí quedarme.
“Más bien, tenía mucho compromiso con todos ustedes, con la vida, con mis hijos, y tenía que estar aquí para verlos crecer, estar con todos ustedes. Muchísimas gracias, le doy gracias a Dios y a la vida por darme la oportunidad de estar vivo”, dijo Fernández.
El recinto lucía casi lleno, a las 21:10 horas, cuando salió al escenario vestido con un pulcro traje que lo hizo ver galante y gallardo.
Con su sonrisa trató de disimular su deteriorado semblante, evidenciado por ojeras y hasta un tono pálido en el rostro, que justificó por un cuadro de laringitis y bronquitis que padeció hace unos días.
Y aunque la potencia de su voz no fue la misma que en otras ocasiones, pues mantuvo un tono más bajo, sus interpretaciones emocionaron desde “Cóncavo y Convexo” a las cerca de 10 mil personas que asistieron, según el promotor
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“Quiero agradecerle a todo el cuerpo médico que ha cuidado de mí los últimos días. Gracias a todos aquellos que pidieron por mí, por mi recuperación. Por sus oraciones, bendiciones, muchísimas gracias en el alma”, expresó.
Acompañado de un grupo de músicos calavéricos, el repertorio del Confidencias Tour fue casi el mismo: “Hoy Tengo Ganas de Ti”, “Tu Amor Me Hace Tanto Bien”, “Te Voy a Perder”, “Me Dediqué a Perderte”, “Y Yo No Sé Olvidar” y “Si Tú Supieras”.
Las dificultades vocales se hicieron más evidentes en la segunda parte del show, dedicada a la música vernácula y donde lo acompañó un grupo de mariachis con las caras pintadas de calaveras.
Sin embargo, al público no pareció molestarle, porque lo apoyó con su aplauso cuando en “Niña Amada Mía” se cansó y no logró completar el tema, y los fans cantaron casi en su totalidad “Como Quien Pierde una Estrella”.
Antes de despedirse, le hizo un homenaje a su padre, Vicente Fernández, para concluir el show cerca de la medianoche, tras poco más de dos horas y media de cantar y agradecer por seguir vivo.