Barcelona.- El Real Madrid se sacudió hoy un gran peso de encima al responder a la presión de Barcelona y Atlético con una trabajada victoria 2-0 sobre el Eibar en la décimo tercera fecha de la Liga española de fútbol.
Con mucho menos fútbol del esperado, pero con gran sentido de la oportunidad gracias, principalmente, al gol anotado por el galés Gareth Bale a tres minutos para el descanso, los blancos conquistaron tres puntos imprescindibles para devolver a seis la distancia respecto al Barcelona, líder del torneo español.
Tras caer estrepitosamente en la pasada fecha frente a los azulgrana, el regreso a la Liga del equipo dirigido por Rafael Benítez no fue en absoluto plácido.
Después de las victorias el sábado de Barcelona y Atlético de Madrid, el margen de error era nulo. Los vigentes campeones se habían distanciado a nueve puntos; los rojiblancos, a cinco.
“Venimos de momentos complicados, lo hemos pasado mal y tenemos que mejorar, salir a darlo todo como hoy”, afirmó tras el encuentro Keylor Navas, el arquero costarricense del Real Madrid.
El triunfo del equipo de Rafael Benítez fue, para entrenador y jugadores, “trabajado”. Pero también costoso y nada brillante.
“Fue una victoria de equipo a base de mucho trabajo de todos. La jugada ensayada salió muy bien y el trabajo de todos nos permitió lograr tres puntos en un campo muy difícil”, resumió Benítez.
Como si los astros blancos se hubieran transmutado en jornaleros, el triunfo llegó por insistencia y por el desmoralizante gol de Bale.
Después de encajonar al Real Madrid durante 42 minutos con una defensa muy adelantada y presionante, el Eibar se vino abajo psicológicamente cuando el delantero galés cabeceó a gol la rosca que le lanzó Modric a la salida de un córner.
“Habíamos trabajado muy bien, estábamos convencidos de que podíamos sacar algo bueno y ese tanto justo antes del descanso nos hizo mucho daño”, reconoció Adrián González, mediocampista del Eibar.
El gol, efectivamente, fue un premio demasiado generoso para los blancos y un castigo excesivo para el equipo dirigido por José Luis Mendilíbar, que no le perdió la cara al encuentro en ningún momento.
Durante toda la primera parte, los vascos, una de las sensaciones de la Liga hasta el momento, neutralizaron los retoques que Benítez anunció en su once después del descalabro en el clásico.
Condicionado también por las numerosas bajas, el técnico español dio entrada al colombiano James Rodríguez en el lugar del francés Karim Benzema y al croata Mateo Kovacic, en el del brasileño Casemiro.