22 abril, 2025

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Crónica urbana

Pantalones Guardapedos

Crónica Urbana

En estos tiempos de frío muy frío y las altisonancias del calor que empuja al currucucú paloma, no hay nada mejor que un cafecito y un cariñito azucarado que sabe a bombón.

Y es que este frío anodino, es como si de repente nos llevaran a Alaska y después a la Siberia, con capas de calor que nos enferman por los contrastes climáticos. Ya no miramos frontera entre una estación y otra, porque de repente las patas se nos ponen de paleta y luego parecen muérganos de caliche.

Todos andan alborotados, todas andan alborotadas en las calientes ondas del aguinaldo ante la frialdad de los comerciantes que se maman todo el aguinaldo de los escuálidos burócratas.

Un gentío en las compras entre pasos de torero y danzas húngaras para comprar en las voraces cadenas departamentales y las fritangas populares de la Calle Hidalgo, donde los chinos y koreanos hacen su agosto, septiembre y octubre, en pleno diciembre. Una abundancia de mercancía profana y ufana en romería por las calles hasta rematar en la Plaza Juárez en las bufadas de fritanjas y baratijas.

En estos tiempos de friolelo, nosotros de niños nos ponían los famosos pantalones guardapedos. Que eran unos pantalones de pana con un amarre en el tobillo para guardar los pedos.

Los guardapedos eran bastante caros porque la pana era un tejido costoso y confieso que nosotros no teníamos un clavo para colocarnos unos pantalones guardapedos porque se requería money. Eran para niños y bebés, yo me acuerdo de mí cuando tenía unos cuatro años. y esto, midiendo la vitrina del tendajo que tendría un metro diez de altura.

A mí me cabían los gallitos de Armando Vázques, el del Faro, la tienda más famosa de la esquina del 18 Zaragoza y los gallitos que me pasaba la queridísima Nena Gojon, y que eran de Toy, Héctor, uno de mi más queridos amigos de infancia.

Los famosos pantalones guardapedos eran realidad mamelucos, bien pertrechados de botones y liguero en los tobillos para recolectar los pedos y mojones.

En fin tiempos viejos en tiempos niuevos.Ya no se usan los guardapedos, aunque si los pedos siguen sonando por doquier.

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